Un etarra condenado por el asesinato del socialista Jauregui saldrá seis días de prisión

EUROPA PRESS 08/06/2015 17:18

Luis María Carrasco Aseguinolaza disfrutará de seis días de permiso fuera de la cárcel de Zaballa (Álava) donde cumple más de 400 años de condena por varios atentados de ETA entre ellos el asesinato del ex gobernador Civil de Guipúzcoa, Juan María Jauregui.

Carrasco Aseguinolaza rompió hace años con la banda, acogido a la denominada 'Vía Nanclares' es de los pocos presos que ha pedido expresamente "perdón" a sus víctimas. Pasa los días en la cárcel ejerciendo de forma desinteresada como monitor de yoga para sus compañeros internos y está realizando un curso de aprendiz de panadero.

Así consta en el auto dictado por el Juzgado Central de Vigilancia Penitenciaria al que ha tenido acceso Europa y en el que se le otorgan seis días de permiso ordinario (tiene derecho a pedir 36 días al año) al entender que "no es un interno conflictivo", "su conducta es buena" y "concurren todos los requisitos exigidos para ello". La propia cárcel se opuso a dejarle salir, pero el juez cuenta con el respaldo de la Fiscalía, que sí se mostró a favor de concederle el permiso.

CINCO AÑOS FUERA DE ETA

Su último incidente data de agosto de 2009 cuando participó en un plante colectivo de los que ETA imponía a sus presos para presionar en los centros penitenciarios. Se desvinculó oficialmente de la banda y para ello firmó un escrito en julio de 2010 en el que decía: "con esta instancia quiero poner en conocimiento de esta Administración y para que así conste y se haga constar donde fuese necesario, de mi total desvinculación tanto de la organización terrorista ETA así como del colectivo de presos de ésta o cualquier red vinculada a la influencia de ETA".

Varios meses antes, en marzo de 2010, ya dejó claro su arrepentimiento en otro documento dirigido a sus víctimas: "quiero en esta instancia pedir perdón a las víctimas de los atentados en los que participé y por extensión a todas las víctimas del terrorismo así como a los familiares de las mismas, quería expresar mi arrepentimiento y decirles que lamento haber llevado la tragedia a sus víctimas y haberles llevado a ellos a una amargura irreparable. Les pido honradamente perdón por todo ello".

Son varios los etarras arrepentidos que han firmado textos similares manifestando su ruptura con ETA o asumiendo el daño causado a sus víctimas, pero es difícil encontrar una redacción tan rotunda o incluso el uso de la palabra "perdón". Tras este paso, la vida en prisión de Carrasco Aseguinolaza cambió radicalmente. De estar sometido a la férrea disciplina de ETA en la que está prohibida cualquier tipo de actividad pasó a "colaborar en las actividades que se proponen" y tener "relaciones correctas" con los funcionarios de la cárcel.

"Participa en actividades auxiliares para el centro y está realizando el curso formativo de panadería. Además ha monitorizado cursos de yoga para sus compañeros de forma desinteresada", añade el auto firmado el pasado de 3 de junio por el juez central de Vigilancia Penitenciaria, José Luis Castro.

REUNIÓN CON MAIXABEL LASA

En su proceso de arrepentimiento tuvo ocasión de reunirse en 2011 con una víctima directa de sus atentados, la viuda de Juan María Jauregui, Maixabel Lasa. "Por las opiniones recabadas de los dos protagonistas, parece ser que fue satisfactorio para ambos", recoge el auto.

Carrasco Aseguinolaza fue condenado a 36 años de cárcel por aquel asesinato cometido el 29 de julio del 2000 en Tolosa (Guipúzcoa). Aquel día acudió a las 11 de la mañana en compañía de otro etarra a una cafetería en la que se encontraba Jauregui, de vacaciones en Euskadi en aquellas fechas. Tras pedir unas consumiciones, su compañero terrorista se acercó y le asestó varios disparos que acabaron con su vida.

Además fue condenado a otros 290 años de cárcel por la colocación de una bomba en el barrio donostiarra de Intxaurrondo que causó heridas a 16 personas, todas ellas miembros de las fuerzas de seguridad. La Audiencia Nacional le impuso otros 43 años de cárcel por el asesinato con coche bomba de Ramón Díaz García en 2001 en San Sebastián. Era cocinero de la Comandancia de Marina en esa ciudad.

Se le impusieron también otros 47 años por el asesinato en 2001 de Santiago Oleaga, director financiero de 'El Diario Vasco'. Fue el propio Carrasco Aseguinolaza quien le disparó a tres veces a corta distancia en San Sebastián.