Además, el joven deberá indemnizar a la familia de la víctima con 150.000 a cada uno de sus padres y con 100.000 euros a su hermana, según explica la sentencia emitida tras el juicio celebrado hace algo más de una semana.
LOS HECHOS
Según se ha podido saber, el joven cometió el crimen porque su vecina le había recriminado que hacía demasiado ruido mientras jugaba a los videojuegos. Además, el acusado reconoció durante el juicio que era un adicto a este tipo de juegos y que no soportaba que nadie le interrumpiera.
Tras esa queja, el acusado cogió unas tijeras de podar de la carpintería de su padre, subió al piso de su vecina y acabó con su vida. Días después, fue él mismo el que acudió a la Policía para confesar lo sucedido.