Según han informado a Efe fuentes de la defensa de Ballesteros, esta mañana han sido puestos a disposición del juez de la Audiencia Nacional los vaqueros grises claros que supuestamente vestía ese día Ballesteros, el 4 de mayo de 2010, y para demostrarlo se ha acompañado esta evidencia con una fotos que corroborarían que esa era la indumentaria del inspector cuando se produjo el soplo.
Con esta prueba, la defensa pretende reforzar lo declarado el pasado martes por el dueño del bar Faisán de Irún (Guipúzcoa), Joseba Elosua, que aseguró que Ballesteros no era la persona que le entregó el móvil desde el que le dieron el soplo con el que se alertó a ETA de una operación policial contra su aparato de extorsión.
Elosua sostuvo que quien le dio el chivatazo no era la persona cuya imagen ha aparecido en el diario "El Mundo" entrando en el bar Faisán y añadió que vestía traje oscuro y tenía perilla.
Por otra parte, hoy han declarado ante Ruz los cuatro policías que han colaborado con el comisario Carlos Germán en la investigación del chivatazo y, al igual que hizo ayer su jefe, han ratificado su informe final de conclusiones que enmarca el chivatazo en el "proceso de negociación" y dice que el móvil fue "político", han informado fuentes jurídicas.
Durante su declaración, de más de cuatro horas, Germán planteó la posibilidad de que Elosua destruyera las pruebas que le vinculaban con el aparato de extorsión de ETA nada más ser alertado de la operación policial que iba a tener lugar en su establecimiento.
A este respecto, los policías que han sido hoy interrogados por el fiscal Carlos Bautista, las defensas y las acusaciones en esta causa han matizado que en algún momento perdieron la pista de Elosua, pero desconocen si se dirigió a la lonja a destruir pruebas porque de haberlo visto lo hubiera hecho constar en el acta de vigilancia.