España se inclina por desligar el diálogo euromediterráneo de Oriente Próximo

AGENCIA EFE 06/01/2011 11:24

El Ministerio de Asuntos Exteriores cree que existe "demasiada dependencia" entre el proceso de paz en Oriente Próximo y la UpM, que apenas ha dado resultados dos años y medio después de que la impulsara el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, han señalado fuentes de este departamento.

El asalto a la flotilla de Gaza en mayo del pasado año obligó a aplazar la cumbre de Barcelona, que se iba a celebrar el 7 de junio durante la presidencia española de la UE.

La parálisis de las negociaciones entre Israel y Palestina, que se habían reanudado a la vuelta del verano, llevó a posponer de nuevo la cita, prevista para el 21 de noviembre, cuando se cumplían quince años desde que España apadrinó el llamado Proceso de Barcelona, encaminado a promover el diálogo entre ambas orillas.

La ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, cree que aún hay motivos para confiar en que pueda haber una coyuntura favorable que permita a Barcelona acoger la cumbre con la participación de los líderes de los 43 países miembros.

Pero ante la dificultad de que se den estas condiciones, el Gobierno considera que la UpM debería desvincularse del proceso de Oriente Próximo en la mayor medida posible con el fin de avanzar en los proyectos que se acordaron en la I cumbre de París en julio de 2008, en áreas como la energía, el agua, la cooperación medioambiental, la educación, la economía o las comunicaciones.

"Es el paso que hay que dar y no estar pendiente de ver qué pasa, porque si no, siempre estaremos con aplazamientos", argumentan las fuentes.

Aunque la UpM nació con la idea de fomentar la cooperación entre los países de las dos riberas, sin pretender ser el foro para resolver el conflicto entre Israel y Palestina, su evolución ha estado notablemente influida por la situación en la región.

El primer obstáculo surgió cuando la ofensiva militar israelí sobre la Franja de Gaza en enero de 2009 pospuso la puesta en marcha del secretariado en Barcelona, que comenzó a trabajar con más de un año de retraso, bajo el mando del jordano Ahmad Masadeh.

El cambio de Gobierno en Israel, con la llegada al poder de Benjamin Netanyahu en febrero de 2009, también provocó problemas, puesto que los países árabes se han negado a compartir mesa desde entonces con el ministro israelí de Exteriores, el ultraortodoxo Avigdor Lieberman.

Este hecho ha desaconsejado que en vez de una cumbre de jefes de Estado y de Gobierno, pudiera convocarse como alternativa una reunión ministerial para tratar de que el diálogo euromediterráneo no quede bloqueado.

De la celebración de la II cumbre en Barcelona depende el que España tome el relevo de Francia y pase a presidir la UpM con Egipto, lo que cuenta con el beneplácito de la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton.