José María Íñigo, el hombre que iba para conductor de trenes pero se quedó en historia de la televisión

Informativos Telecinco 05/05/2018 15:26

Fue el bigote de toda una generación. La fiesta de unos sábados por la noche de una España que se empezaba a quitar el traje en blanco y negro de la dictadura para ceñirse el vestido de lentejuelas de la transición. Iba para conductor de trenes, pero se quedó en historia de la televisión. José María Íñigo había comenzado en la radio musical, pero fue en aquel Estudio Abierto, el que se enamoró de la exuberante fiesta capilar de su mostacho, de su voz, de sus entrevistas inteligentes, cercanas, modernas, divertidas.

Y de allí el salto a aquello que se llamaba "variedades", una palabra hoy casi olvidada que, como los perfumes, nos devuelve de un golpe a otra época. Inolvidable aquel 6 de septiembre del 75 en el que junto al ilusionista Uri Geller hizo correr a 34 millones de españoles hacia la cocina. El maestro Iñigo demostró que para hacer televisión es necesario algo tan tecnológicamente complejo como una cuchara.

Hoy su muerte es un puñetazo directísimo a la memoria de la pequeña pantalla de una infancia y una juventud a la que ya se le fueron Gloria Fuertes, Miliki, Félix Rodríguez, Kiko Ledgard, Sancho Gracia, Miguel de la Cuadra. Todos parten de aquella televisión que hoy, en honor a uno de sus maestros, solo emitiría en bucle la carta de ajuste de la tristeza.