Diez días después de haberse aprobado en el Congreso las cuentas con el apoyo del PNV, se daría la paradoja de que el PP modificara sus propios presupuestos. Una manera de castigar a los nacionalistas vascos por su traición al apoyar la moción de censura. El dinero destinado a Euskadi podría acabar de esta manera en otras Comunidades Autónomas. Sin embargo, el PP sí que respetaría el resto de acuerdos alcanzados como la subida de las pensiones. Los PGE volverían al Congreso una última vez y los posibles cambios introducidos solo se rechazarían si Sánchez consiguiera la mayoría en el Parlamento.