Las urnas ponen a prueba al Gobierno británico de coalición un año después

AGENCIA EFE 05/05/2011 07:44

El 6 de mayo de 2010 las elecciones fueron generales y pusieron fin a 13 años de Gobiernos laboristas, por lo que la trascendencia fue mayor, pero los comicios de hoy representan una evaluación importante para el Ejecutivo en su primer año de gestión.

Se renuevan los Parlamentos de Gales, Escocia e Irlanda del Norte y los ayuntamientos de buena parte de Inglaterra, y se celebra un referéndum para decidir si se mantiene el sistema electoral actual, cuyos resultados se interpretarán como la nota que los ciudadanos ponen al Gobierno que lidera el conservador David Cameron.

Las encuestas pronostican un castigo para los liberaldemócratas del viceprimer ministro Nick Clegg, que llegaron a las elecciones de hace un año como la fuerza política renovadora que rompía con el tradicional dominio de "tories" y laboristas, y que en menos de un año ha deteriorado su imagen por su alianza con los conservadores.

La política de duro ajuste económico, que ha supuesto un recorte drástico de las ayudas sociales, ha socavado la imagen de los liberaldemócratas, incluso entre sus propias bases, que temen que su entrada en el Gobierno sea una renuncia sin contraprestaciones.

La principal condición de los liberaldemócratas para entrar en el Ejecutivo de Downing Street fue la convocatoria del referéndum sobre la reforma del sistema electoral, cuyo modelo actual favorece a los grandes partidos y afecta negativamente a los minoritarios.

Perjudica sobre todo al Partido Liberaldemócrata, ya que aunque en el conjunto del país pueda obtener por el 25% de los votos, su representación parlamentaria no supera el 10% de los escaños.

Sin tratarse de un modelo proporcional puro, el sistema de voto alternativo (AV) busca lograr una representación más justa de las fuerzas políticas en la Cámara de los Comunes, y es rechazado por los conservadores de Cameron y buena parte del Partido Laborista, aunque el líder de este partido ha hecho campaña por el "sí".

Las encuestas indican que la propuesta de cambio del sistema será rechazada por más del 50 % de los votantes, frente a algo más del 30 % que votarán a favor de enterrar el modelo vigente.

Será un duro golpe para Clegg y su partido, cuyos militantes se plantean de qué les ha servido "quemarse" en una coalición con los conservadores, que les ha supuesto renunciar a promesas electorales, si ni siquiera pueden lograr un cambio del sistema electoral.

Clegg admitió en la campaña que su partido afronta "un momento duro", pero dijo tener "grandes esperanzas" en que los candidatos liberaldemócratas que se presentan a las elecciones regionales y locales contradigan las encuestas y logren buenos resultados.

La consulta ha causado fricciones en el seno de la coalición, sobre todo después de que el ministro de Energía, el liberaldemócrata Chris Huhne, reprochara a sus compañeros "tories" en el gabinete su vehemencia en la campaña del "no" al AV.

En río revuelto, los laboristas esperan pescar un buen resultado electoral que les haga olvidar la dolorosa derrota de hace un año y consolidar el hasta ahora dubitativo liderazgo de Ed Miliband.

Miliband se ha desmarcado de la línea general del laborismo y ha hecho campaña por el cambio de sistema electoral, con la esperanza de captar para el futuro a los liberaldemócratas desencantados.

El líder laborista ha aprovechado también para cargar contra el Gobierno de coalición, afirmando que "la lucha de personalidades" está impidiendo que el Gobierno soluciones los problemas.

Los laboristas esperan ganar un alto número de concejales y parlamentarios regionales a costa de los conservadores y los liberaldemócratas, aunque el avance puede quedar diluido por la fortaleza del nacionalista Scottish National Party (SNP) en Escocia.

Los resultados de las elecciones y del referéndum se conocerán a partir del viernes, y en el caso de Irlanda del Norte no habrá estimaciones oficiales fiables hasta la tarde del sábado.