Las sentencias de "lectura fácil", una traducción para personas con discapacidad que se implanta lentamente

  • La primera en España se emitió en Asturias en 2016

  • En cinco años, se han emitido 63 sentencias de este tipo

  • El juez David Cubero fue el primero que ordenó una sentencia de "lectura fácil" en el ámbito penal,

"Juicios tengas y los ganes", es lo que dice una maldición gitana que cita David Cubero, magistrado de la Audiencia Provincial de Madrid, para ilustrar lo complicado que es someterse a un procedimiento judicial. A renglón seguido, añade que aunque el muro de la Justicia puede ser "infranqueable" para cualquiera, "si además hablamos de alguien con una discapacidad, es mucho más duro".

¿Han leído una vez una sentencia judicial? su lenguaje no es precisamente accesible para nadie. De hecho, este magistrado incide en la necesidad de simplificar los escritos judiciales para todos. A veces se consigue, muchas no. Pero en el caso de las personas con discapacidad, existe algo que se llama "documento de lectura fácil" que hace entendible para personas con discapacidad psíquica, las resoluciones que les afectan.

Las sentencias de lectura fácil son una de las herramientas que se utilizan para plantear soluciones a los problemas de la discapacidad en la Justicia. Para eso existen 17 delegados para la discapacidad en el Consejo General del Poder Judicial -uno por cada Tribunal Superior de Justicia- que se dedican a detectar y plantear problemas en este ámbito.

Los documentos de lectura fácil son una traducción hecha a medida para la persona que presenta la discapacidad. David fue el primer magistrado de lo penal en ordenar la traducción de una de estas sentencias. Fue en 2018, por la estafa a un joven con un 42% de discapacidad psíquica.

La primera, en Asturias

La primera sentencia de lectura fácil que se dictó en nuestro país salió de un tribunal asturiano, donde además, tienen implementado un protocolo para convertirlo en una práctica habitual.

El 16 de diciembre de 2016, un tribunal de Oviedo de lo Civil emitió la primera sentencia de este tipo. Versaba sobre la tutela de una persona con discapacidad intelectual y a la resolución original, se añadió una versión comprensible y específica para su protagonista.

Desde entonces, el CENDOJ, el servicio que recoge las sentencias de tribunales de toda España, ha incluido en su base de datos 63. Al comentar ese número con David Cubero, señala que es un número bajo, pero parte de su trabajo pasa precisamente por automatizarlo.

Además, recuerda que la Ley de Enjuiciamiento Civil acaba de incluir las comunicaciones claras como obligación en el mes de septiembre, que recoge el derecho de estas personas a entender y ser entendidas en cualquier actuación. Para eso se establece que:

  • Todas las comunicaciones con las personas con discapacidad, orales o escritas, se harán en un lenguaje claro, sencillo y accesible, de un modo que tenga en cuenta sus características personales y sus necesidades, haciendo uso de medios como la lectura fácil.

Pero la ley no siempre es de aplicación rápida: "Cuesta implantar todo lo novedoso", reflexiona el juez Cubero, que hace hincapié en lo difícil que es mover la maquinaria de la Administración Pública en general y de la Justicia en particular. En su conversación telefónica con NIUS, explica que una de las bases de su trabajo como delegado de Discapacidad es esa, hacer una función pedagógica entre sus compañeros para concienciar de esta tarea de inclusión.

Para eso -señala- hay dos elementos clave: los documentos de lectura fácil (no todos son sentencias) y la figura del facilitador.

Cómo son las sentencias de lectura fácil

Como decimos, se trata de una traducción que lo tiene en cuenta todo. La versión no la hace el juez, sino especialistas que tienen asociaciones como A LA PAR, o Plena Inclusión. El tribunal les envía la sentencia judicial, ellos la traducen, la devuelven al juzgado y éste la notifica oficialmente.

Para empezar, David explica la diferencia visual de una y otra sentencia. Desde su experiencia personal y profesional relata que las personas con determinadas discapacidades no leen una página llena de párrafos largos y con "los márgenes ajustadas". No es sólo una cuestión de lo que se dice, sino de cómo se ve el documento.

Así es el fallo de una sentencia original en la que se modifica la capacidad jurídica para tomar ciertas decisiones, es decir, para tutelar algunas de sus acciones. El Tribunal Superior de Justicia de Asturias, el pionero y uno de los que más normalizado tiene este uso, nos ha cedido ejemplos para que apreciemos la diferencia:

Como se puede apreciar, la imagen es un "bloque de palabras" que nada tiene que ver con la misma sentencia, traducida para que sea de "lectura fácil":

En cuanto al contenido, en este caso se explica claramente al interesado las cosas para las que necesita apoyo, en este caso, firmar contratos, donaciones, etc.; decidir dónde quiere vivir, o sobre los tratamientos médicos, entre otras cosas.

Todo está traducido al lenguaje más directo y sencillo y además se ajusta a la persona afectada, porque ni todas las discapacidades son iguales, además de los diferentes grados que existen. No sólo eso, David Cubero añade que cada persona es un mundo siempre, pero en el caso de la discapacidad, las diferencias son todavía mayores.

Por eso los profesionales deciden cómo tienen que elaborar esa versión para el interesado en particular.

Lo que sí queda claro es que la sentencia original es la que tiene la validez jurídica, sobre la que se puede recurrir, etc. La traducción es una "cortesía", a la que la Justicia ya está obligada.

El facilitador

Es otra de las grandes patas del trabajo de inclusión en la vida judicial. Se trata de una persona que acompaña al juicio, a las declaraciones o al resto de procedimientos a quien tiene la discapacidad.

Se ha desarrollado en base al derecho de acompañamiento que tenemos todos, porque sí, si usted -con o sin discapacidad- se ve envuelto en un litigio, puede ir acompañado de la persona que desee, sin contar al abogado. Puede ser una persona que le haga sentirse más seguro, alguien que le proporcione comodidad o simplemente, alguien que le aporte compañía frente al engranaje judicial.

En el caso de las personas con discapacidad, las asociaciones prestan esta figura del facilitador, también una especie de traductor. Puede ser que ayuden a entender lo que se está diciendo o que expliquen por qué hay tres señorías con una toga negra enfrente y varios abogados en la sala.

David Cubero habla de los pictogramas como algo que no se suele hacer en sala pero que le gustaría mucho ver. Se trata de viñetas a modo de cómic, que se van dibujando en una pizarra y que incluyen bocadillos con la esencia de lo que se va diciendo.

A este juez apasionado del tema le encanta la idea y se le nota. "¿Por qué no usar pictogramas en un juicio?", se pregunta después de relatar que él lo ha visto en distintos congresos y eventos del foro de Justicia y discapacidad del Consejo General del Poder Judicial.

Llegará a estar normalizado, como lo están los accesos para la discapacidad física (David Cubero, magistrado de la Audiencia Provincial de Madrid)

El proceso es lento, pero Cubero está convencido de que igual que nadie cuestiona la obligatoriedad y necesidad de una rampa para personas con discapacidad física, las ayudas a la discapacidad psíquica llegarán a estar normalizadas.

De momento, 63 sentencias en cinco años, en toda España, nos hablan de 11 al año, la mayoría relativas a las capacidades jurídicas de las personas con discapacidad.