El líder supremo apoya a Ahmadineyad y la oposición promete desvelar el fraude

AGENCIA EFE 13/06/2009 01:00

Las protestas, reprimidas con violencia por las fuerzas de seguridad se recrudecieron después de que candidato derrotado, el reformista Mir Husein Musaví denunciara la intervención de una "mano negra", que, en su opinión, ha puesto en peligro el futuro del país y la estabilidad de la República Islámica.

El líder supremo de la Revolución iraní, ayatolá Ali Jamenei, desoyó hoy las quejas y respaldó la polémica y sorprendente victoria Ahmadineyad, quien en un discurso por televisión también negó el fraude y aseguró que el resultado "es una victoria del pueblo iraní".

Al mismo tiempo que el presidente de Irán se dirigía a sus conciudadanos, miles de seguidores del candidato derrotado se manifestaban en la principal avenida de Teherán para exigir que se repitieran unos comicios cargados de irregularidades.

Ataviados con el color verde, que ha sido su distintivo durante la campaña electoral, los congregados llegaron hasta la plaza de Fatemí, cercana al Ministerio de Interior, donde fueron reprimidos con violencia por los cientos de policías y milicianos islámicos que desde anoche tienen tomada la zona.

Agentes de uniforme con porras en las manos y otros vestidos de paisano trataron de amedrentar a los congregados, en su mayoría jóvenes y muchas mujeres, durante el recorrido.

Las mismas escenas de enfrentamiento se repitieron en diferentes puntos de la metrópoli.

"Nos han engañado. Todo el mundo pudo verlo ayer. Ésta nos es la decisión del pueblo iraní", explicaba a Efe una joven dependiente que como muchas otras se había unido de forma espontánea a la marcha verde que descendía por la avenida Vali-e Aser.

Musaví proclamó su victoria el viernes poco después de que cerraran los colegios electorales, pese a que sus observadores de campaña habían detectado numerosas irregularidades.

Escasos minutos después, la agencia estatal de noticias Irna replicó que el triunfo correspondía a Ahmadineyad con más del sesenta por ciento de los votos.

Esa misma cifra fue mantenida por el Ministerio de Interior desde que al filo de la medianoche ofreciera los primeros datos, con tan solo el 19 por ciento de las urnas escrutadas.

Escrutado el 98 por ciento, el comité electoral afirmó esta misma mañana que Ahmadineyad había logrado el 64 por ciento de los sufragios, el doble que su rival.

Conocida la cifra, Musaví volvió a denunciar este sábado decenas de "errores" y pidió tanto al líder como al Consejo de Guardianes -que debe validar los resultados- que anulara las elecciones y convocara una nueva fecha.

Según la campaña del ex primer ministro, durante la jornada electoral faltaron papeletas pese a que el citado Consejo imprimió "cinco millones más de las necesarias", se pusieron trabas la trabajo de los interventores de los candidatos e incluso "se olvidó" sellar las papeletas a algunos electores tras haber votado.

"Además, el índice de participación es sospechoso, ya que un 82 por ciento significa que técnicamente todos los iraníes votaron y sabemos que muchos se quedaron a las puertas", denunció a Efe un abogado del equipo de campaña de Musaví.

En una octavilla que se repartía por la manifestación y atribuida a Musaví se advertía del peligro que suponía el fraude, mientras el candidato prometía no cejar en su empeño por encontrar la verdad y amenazaba con señalar a "los culpables y sus secretos".

Pero el líder supremo de la Revolución, el ayatolá Alí Jameneí, cuyo poder es omnímodo en Irán, decidió hoy salir de su supuesta neutralidad y expresar en público un apoyo a Ahmadineyad del que casi nadie dudaba.

"El presidente electo es el presidente de toda la nación iraní e incluso aquellos que ayer fueron sus rivales deben ahora respaldarlo y ayudarle, porque es un deber divino", afirmó.

"La participación de más del 80 por ciento de la población y los más de 24 millones de votos emitidos son motivo de verdadera celebración y una buena señal que garantiza la continuidad del progreso de la nación y la seguridad nacional", subrayó.

En diferentes puntos de Teherán, a esa hora, miles de jóvenes gritaban "nos han engañado".