Viajamos de Castellón, donde hacemos noche, a Barcelona. Y de ahí, autobús a Badalona. Al líder de Podemos le abordan por la calle, normalmente para hacerse fotos con él, saludarle y felicitarle. Pero en esta ocasión un espontáneo se ofrece a darle clases para que "mejore su inglés". Pablo Iglesias acepta el ofrecimiento. Esta es la secuencia:
En Badalona Iglesias vuelve a encontrarse con la alcaldesa Ada Colau en el escenario y vuelve a confirmar su apuesta por el referéndum en Cataluña, insistiendo en que Podemos no quiere que los catalanes se separen de España, pero dejando claro que esta formación apuesta por el derecho a decidir.
Nuestra segunda cita es en Zaragoza. Más de 6.500 personas abarrotan el pabellón Príncipe Felipe y reciben a Iglesias al grito de "presidente" y al Secretario general de Podemos en Aragón, Pablo Echenique, al de "ministro". Cuando acaba el acto recogemos nuestras cosas y cogemos el tercer tren del día. Y cuando digo nuestras cosas no me refiero sólo a nuestros bolsos y equipo de televisión, me refiero también a nuestras maletas. Porque llegamos a los mítines con ellas a cuestas, sin tiempo siquiera para pasar por el hotel. Aquí os dejo un gráfico ejemplo.