Un guardaespaldas de Giselle Bündchen dispara al vehículo de unos fotógrafos

AGENCIA EFE 05/04/2009 17:48

Los fotógrafos son Yuri Cortez, de la agencia francesa de prensa AFP, y Rolando Avilés, del diario costarricense Al Día.

Avilés declaró hoy a Efe que el hecho se produjo el sábado en la vía pública luego de que varios guardaespaldas intentaron quitarles el material fotográfico que habían recopilado ese día en Playa Santa Teresa, en la provincia de Puntarenas, donde se celebró la boda.

Explicó que él y Cortez nunca ingresaron a la propiedad privada de la pareja y que todo sucedió tras un diálogo con los guardaespaldas en el que se negaron a entregarles el material recopilado.

Al momento de arrancar el vehículo, que era conducido por Cortez, vieron que uno de los guardaespaldas sacó un arma y de inmediato disparó al cristal trasero, según Avilés.

La bala iba "a la altura de la cabeza" y estuvo a punto de impactar a su colega de la agencia francesa, de nacionalidad salvadoreña.

Ambos fotógrafos denunciaron los hechos ante el Organismo de Investigación Judicial (OIJ), que para hoy tiene planeado realizar una inspección en la zona de los hechos.

Avilés declaró que "fue un gran susto" y reiteró que solo estaban haciendo su trabajo desde "un cerro" y "fuera de la propiedad privada".

Giselle Bündchen se casó en el atardecer del sábado en una playa de Costa Rica por segunda ocasión con el jugador de fútbol americano Tom Brady, en una ceremonia que la prensa local describió hoy como sencilla.

De acuerdo con el diario Al Día, la brasileña utilizó un vestido azul y el deportista estadounidense un traje entero en la boda, que se efectuó en la mansión que Bündchen posee en una colina con vista al mar en Playa Santa Teresa.

La residencia fue adornada con flores blancas y una abogada fue la encargada de casar a la pareja, que el pasado 26 de febrero ya había contraído nupcias en una discreta ceremonia celebrada en una iglesia católica de Santa Mónica (Estados Unidos), a la que solo acudieron el hijo de Brady y unos pocos invitados más.

En los alrededores de la mansión se montó un amplio operativo a cargo de oficiales de seguridad privada, con la intención de garantizar la privacidad de la boda y evitar que las decenas de fotógrafos y periodistas presentes en el lugar obtuvieran información.

A la boda en Costa Rica fueron invitadas unas 50 personas, entre familiares y amigos cercanos a la pareja.