Hijos de la Ciencia

MAY GAÑÁN 04/06/2011 00:00

Pedro y Javier acaban de volver a casa de su jornada laboral. Pedro es ginecólogo y Javier Ingeniero. Llevan juntos doce años y dos de ellos, casados. A la estabilidad de su relación le faltaba algo. Un hijo.

Siendo una pareja gay, lo primero que intentaron fue la adopción pero sus posibilidades eran tan lejanas que prácticamente no existían. Así que, como lo tenían claro, se decidieron por lo que cada vez hacen más parejas que no pueden tener hijos: Contratar un agencia para tener un niño por vientre de alquiler. Algo prohibido en España pero permitido en muchos otros países.

Ellos se fueron a EEUU. En California encontraron a la mujer que gestaría a su bebé. Tras varias entrevistas y con el acuerdo de ambas partes firmado, en 2009 comenzaron el proceso. La mujer quedó embarazada al primer intento. Algo que les alivió, sin duda, porque desde que todo comienza, cualquier gasto médico, corre de su cuenta. Y el gasto no es poco.

Reconocen que puede llegar a costar unos cien mil euros. Y eso, con suerte, como la que han tenido ellos. Porque el niño nació perfecto, como comenta Pedro "lanzó un grito lleno de vida que dejó claro que venía con fuerza". Sin duda, un dato clave para cualquier padre, pero con más valor si cabe para un médico que lleva años tratando embarazos complicados.

Desde el primer momento, cuando a su hijo Alonso le cortaron el cordón umbilical, el bebé pasó a sus manos. Ahora vive con ellos en Madrid, tiene nueve meses y unos enormes ojos azules con los que lo mira todo alegre y despreocupado. Sus padres han adaptado sus horarios para pasar más tiempo con él. Aseguran que este niño no sólo ha traído felicidad a sus vidas, dicen que ha multiplicado la de toda su familia. Y aunque resulte extraño, mantienen una relación tan impecable como frecuente con la mujer que gestó a su hijo. Cada semana le mandan fotos de Alonso y se reúnen a veces con ella y con sus hijas. Algo que no deja de ser curioso, aunque ellos insisten en que ese tipo de relación, es más habitual de lo que parece.

Los homosexuales han dado visibilidad a esta realidad: contratar un vientre de alquiler fuera de España; sin embargo un 85% de las parejas que recurren a este método son parejas heterosexuales infértiles. El caso de Lola es otra realidad en aumento. Mujeres sin pareja que se deciden a ser madres en solitario. Ellas forman familias monoparentales por elección, de las que ya hay unas 80.000 en toda España según datos del Instituto de la Mujer. Lola fue a una clínica diciendo que le gustaría tener un hijo, y remarcándolo, "sólo uno".

La ciencia le dio esa oportunidad pero en lugar de darle uno, trajo dos hijos al mundo. Sus mellizos tienen ahora cuatro años. Y con esa edad, y sin entender muy bien aún las cosas Marta y Miguel ya saben que su madre cuando quiso tenerlos, se fue a una clínica. Lola les habla de su realidad para que entiendan como algo natural la diferencia entre tener padre y no tenerlo.

Ella es de Lorca y vive en Madrid, lejos de toda su familia, lo que le obliga a tener a una persona en casa para ayudarla. Trabajaba en una agencia de publicidad y ahora mismo, se ha quedado en el paro. Asegura que una de las dificultades de su nueva situación como madre de dos hijos es que todas las responsabilidades recaen sobre ella, por lo que el absentismo laboral es, inevitablemente, mucho mayor que en el caso de una pareja. Pero está feliz con su situación y más ahora que los niños empiezan a no ser tan dependientes.

Para ella al igual que para Pedro y Javier, la Ciencia ha hecho posible su milagro.