Los hoteleros prevén una ocupación del 75 por ciento en Semana Santa

AGENCIA EFE 03/04/2009 11:18

Estos datos pueden considerarse "razonablemente positivos" en la actual coyuntura de crisis y llevan al sector a un "optimismo moderado", indicó hoy el presidente de la patronal, Juan Molas.

Dado que son sólo cuatro días de vacaciones, para disponer de una radiografía más precisa del sector "habrá que esperar a ver cómo evolucionan las reservas de verano", agregó.

Recalcó que para llegar a estos niveles de ocupación los hoteleros lanzan ofertas que incluyen entre un 12 y un 15 por ciento de descuento en los establecimientos urbanos y entre un 5 y un 8 por ciento en los vacacionales, respecto a 2008.

También hará falta incentivar a los clientes con nuevas rebajas en el arranque del verano, que "no va a ser fácil", especialmente mayo y junio, pero confió en que en la temporada alta (julio-septiembre) sea "la de un año con tendencia normal".

Anticipó que la caída de la afluencia de turistas extranjeros a España se moderó en marzo y será inferior a los descensos del 10 por ciento y del 16 pro ciento de enero y febrero, respectivamente.

Las previsiones para Semana Santa pueden modificarse ligeramente al alza con las reservas de última hora, una tendencia que se acentúa cada vez más como se ha visto claramente con la evolución de las ventas del último mes.

A primeros de marzo alcanzaban sólo un 30 por ciento de la oferta hotelera en España y entre el 20 y el 31 de ese mes se incrementaron a cerca del 50 por ciento, por lo que aún pueden producirse más ventas en los días previos a las vacaciones.

Esta Semana Santa las plazas hoteleras estarán ocupadas en su mayoría por turistas españoles, que este año "han apostado por los destinos de proximidad y la oferta española".

Más del 70 por ciento del turismo será español, consolidando e incrementando la tendencia de los últimos años.

Molas precisó que el comportamiento de las principales ciudades y zonas turísticas de Andalucía, Levante, Castilla y León y Extremadura, además de los Pirineos y Sierra Nevada, podría superar el 75 por ciento.

Sin embargo, en regiones como Canarias, Baleares y el norte de España apenas se ocupará el 70 por ciento de plazas ofertadas.

Andalucía es la clara ganadora, con una ocupación media de entre un 80 y un 90 por ciento, y destacan los hoteles de Sierra Nevada y Granada, que estarán casi completos con un 95 por ciento de sus plazas vendidas; Sevilla y Córdoba, con un 85 por ciento, y Cádiz, con un 80 por ciento, mientras que la Costa del Sol no superará la media nacional.

En Galicia se espera una ocupación del 75 por ciento, con puntas del 80 por ciento en algunas ciudades; en Asturias, el 85 por ciento; en Cantabria, País Vasco, La Rioja y Navarra, el 75.

Extremadura tendrá una ocupación del 85 por ciento, mientras que Castilla y León cuenta con previsiones desiguales, que oscilan entre el 90 por ciento en la capital y el 50 de Valladolid o el 60 de Burgos.

Aunque en Aragón habrá entre el 60 y el 70 por ciento de ocupación, en el Pirineo aragonés se rozará un 90 por ciento, mientras que Zaragoza no superará el 65 por ciento.

Pese a que en la Comunidad Valenciana se espera una ocupación por debajo de la media nacional, algunas ciudades como Castellón, alcanzará un 80%; Alicante, un 75%, y Benidorm, un 70%, frente al 60% de la capital.

Entre los destinos por debajo de la media nacional destaca Baleares, donde se ocupará un 65% de las plazas ofertadas, con sólo un 60% de la planta hotelera disponible esta Semana Santa.

Canarias, con una ocupación cercana al 70%, está diez puntos porcentuales por debajo de 2008, igual que Barcelona, con un 75%, debido al descenso del turismo británico (más del 30% del total) por la paridad de la libra y el euro.

En Cataluña, donde muchos hoteles permanecen cerrados, se prevé una ocupación en torno al 60% en la Costa Brava y la Costa Dorada.

Madrid, con una ocupación del 67%, baja aún más, hasta 13 puntos respecto de 2007 y 2008, años excepcionales para la capital.

Molas explicó la evolución a la baja por la disminución del número de turistas de Extremo Oriente, Estados Unidos y el conjunto de la UE.