Marruecos lanza su primera agencia nacional para la regulación del “cannabis lícito”

  • Marruecos confía en empezar a sacar a los primeros agricultores de la región del Rif de las redes mafiosas del narcotráfico ofreciéndoles regular su situación y acceso a prestaciones sociales

  • Unas 55.000 hectáreas de terreno están dedicadas en el país magrebí al cultivo del cannabis

  • El nacimiento de la entidad pública llega un año después de la aprobación en el Parlamento de la ley para el uso lícito del cannabis médico, cosmético e industrial

Un año después de la aprobación de la controvertida ley 13.21 para “el uso lícito del cannabis médico, cosmético e industrial” por parte de la Cámara de Representantes, Marruecos acaba de poner en marcha su primera agencia nacional para la regulación el naciente sector. En su primera reunión constitutiva –que estuvo presidida por el ministro del Interior Abdelouafi Latftit-, la nueva Agencia Nacional de Reglamentación de las Actividades Relativas al Cannabis (ANRAC)- se ha dotado de presupuesto para este año, además de estructura organizativa, y espera dar el impulso final a la entrada en vigor de la citada ley.

Entre los cometidos de la nueva entidad pública, están los de controlar todas las etapas de la cadena de producción, desde la importación de semillas hasta la comercialización de los productos derivados del cannabis, pasando por la producción, fabricación y transformación de la sustancia. El uso recreativo seguirá prohibido oficialmente.

El plan de acción de la ANRAC contempla el establecimiento del procedimiento de concesión de licencias para los operadores nacionales e internacionales de la nueva industria y de las bases con las obligaciones legales para agricultores, autoridades e inversores. La citada ley se marca como objetivo “reconvertir los cultivos ilícitos y destructores del medio ambiente en actividades sostenibles y legales generadoras de valor añadido y puestos de trabajo”.

Confían las autoridades marroquíes en la implantación progresiva –las cercanas zonas francas de Tánger, incluido el puerto Tanger Med, pueden favorecer el proceso- de grupos nacionales e internacionales en la región, y que ello contribuya a la generación de empleo legal.

Asimismo con la nueva ANRAC comenzarán a ver la luz las primeras cooperativas de transformación y fabricación, fórmula jurídica elegida por la Administración marroquí para el nuevo sector. Unas cooperativas que contarán en exclusiva con agricultores locales. El objetivo es lograr que los pequeños productores dejen de ser la parte más frágil de la cadena, como ocurre actualmente en el actual negocio de la droga, y la peor parada en términos pecuniarios.

Esperan además las autoridades marroquíes que la nueva industria contribuya a hacer de Marruecos un país líder en la investigación sobre el cannabis médico. Según el presidente de la Asociación Marroquí Consultiva para la Utilización de Cannabis, Redouane Rabiii, en entrevista con Hespress, el mercado mundial del cannabis médico representa un 60% del mercado mundial legal del cannabis.  

La nueva Agencia –considerada estratégica- no cuenta aún con director general, que tendrá que ser nombrado directamente por el monarca. En su consejo de administración acompañan al ministro del Interior los de Exteriores, Sanidad y Finanzas, según informaba recientemente el semanario TelQuel. Entretanto, continúa el debate abierto entre representantes del Gobierno, agricultores, transportistas e inversores.

Mejorar las condiciones de vida en el Rif

Esperan las autoridades marroquíes con el desarrollo de la industria del cannabis para uso médico e industrial aprovechar la larga tradición en el cultivo de la planta en el norte de Marruecos –tolerada pero no admitida oficialmente- con el objetivo de mejorar las condiciones de vida decenas de miles de trabajadores –hasta 60.000 familias dependientes de esta actividad sacándolos de la economía sumergida y del peligroso limbo –sin protección social ni sanitaria- donde se desarrollan sus vidas. Y, al tiempo, las autoridades marroquíes confían en poder recuperar terreno en una zona en la que el Estado –el Rif- está tradicionalmente menos presente.

Según estimaciones del Ministerio del Interior, la nueva industria del cannabis legal generará de aquí a 2028 un volumen de negocio para la exportación de entre 4.200 y 6.300 millones de dírhams (el equivalente a entre 400 y 600 millones de euros aproximadamente). El contraste con los 20.000 millones de euros que aproximadamente genera al año la actividad ilegal es aún extraordinario.

El ex presidente de la Asociación Rif de Derechos Humanos y activista en favor de la legalización para usos médicos Chakib El Khayari recuerda que el Gobierno ha advertido de la fuerte competencia que para el cannabis marroquí suponen “las superficies cultivadas en medios cerrados en Europa, la producción de cannabinoides sin cultivo y la presencia de plantas genéticamente modificadas con concentraciones más fuertes de THC”. “Sin la legalización, el cannabis marroquí iba a perder sus mercados en menos de diez años”, advierte el activista natural de Nador.

Por ahora el Ministerio del Interior ha restringido a las provincias de Alhucemas, Chefchauen y Taunat –donde se concentra prácticamente toda la producción actual- la concesión de licencias para el cultivo del nuevo ‘cannabis legal’ con el objetivo de “responder a las necesidades” en el ámbito exclusivo que contempla la ley, aunque no se descarta una posterior ampliación geográfica.

Una zona, la de las montañas del Rif, tradicionalmente desatendida por las autoridades marroquíes, aunque otras zonas del norte, como las áreas de Tánger –sobre todo- y Tetuán están siendo objeto de una importante apuesta de desarrollo liderada por la Corona alauita en los últimos años. La planta sigue siendo un pilar fundamental de la economía de la región rifeña.

Porcentaje de THC permitido

La nueva agencia fija además el porcentaje de THC (tetrahidrocannabinol, el componente psicoactivo en el cannabis) permitido para el uso terapéutico e industrial contemplado en la ley 13.21. Finalmente la nueva reglamentación lo fija en hasta un 1%, menos en plantas y productos destinados a uso estrictamente médico y farmacéutico –como establecen los artículos 6 y 17 de la 13.21 (a título de comparación, a finales de 2021, el Parlamento Europeo votó a favor de elevar del 0,2% al 0,3% los niveles de THC permitidos en el cultivo del cáñamo industrial). Lo cierto es que la variedad de la planta más extendida en las montañas rifeñas contiene porcentajes mucho más elevados de THC.

A pesar de la oposición de una parte de los islamistas –a la cabeza Abdelillah Benkirane, ex primer ministro y líder en su segunda etapa del PJD, hoy partido en la oposición tras su descalabro electoral en septiembre del año pasado-, la nueva legislación y estructura administrativa ha pasado todos los trámites en Marruecos en los últimos años sin una contestación destacable del grueso de la población. Resta por ver cómo asumen la eventual reconversión parcial del sector sus actuales protagonistas, desde los capos del narcotráfico hasta los pequeños productores.

En fin, Marruecos es líder mundial en la producción de la planta del cannabis, con 55.000 hectáreas cultivadas en 2019 y un negocio que se sitúa en los 20.000 millones de euros anuales, según datos de Iniciativa global contra la criminalidad transnacional organizada. El 80% del hachís –que se elabora a partir de la resina de la planta- consumido en Europa procede del país norteafricano. El tiempo dirá si la prometedora nueva ley y agencia estatal para la promoción del ‘cannabis legal’ logran en los próximos tiempos regularizar al menos una parte –que no sea testimonial- del lucrativo negocio.