La clave española de la gira argelina del enviado de Naciones Unidas para el Sáhara

  • El enviado especial de la ONU para el Sáhara Occidental, Staffan de Mistura, completó la semana pasada su segunda visita a Argelia desde que llegó al cargo. El diplomático efectuará hoy una visita de perfil bajo a Mauritania que se ha retrasado dos días y no ha pisado aún territorio saharaui

  • El Frente Polisario acusa a España de generar “más problemas” en el conflicto saharaui y Argelia impide que el enviado de Naciones Unidas viaje a su territorio en un avión de la Fuerza Aérea española como muestra del enfado con el Gobierno español

Descontada la lista de agravios presentada por los líderes del Frente Polisario al enviado especial de Naciones Unidas para el Sáhara Occidental, lo más destacado de la reciente visita argelina de Staffan de Mistura –que pasó por los campamentos saharauis de Tinduf y por Argel- han sido los mensajes, nada disimulados, dirigidos al Gobierno de España, en plena crisis entre Argel y Madrid a propósito del apoyo español a Rabat en el Sáhara.

Desde luego las apelaciones a España han sido lo más relevante en torno a un conflicto por otra parte más que enquistado y bien merecedor de la etiqueta de irresoluble. Marruecos, que cada vez cuenta con más apoyos importantes, no permitirá nunca un referéndum ni avanza en el proceso autonómico prometido –al menos no lo hace públicamente- y el Frente Polisario se niega a aceptar otra propuesta que no pase por la consulta para la autodeterminación. De Mistura ha retrasado a este lunes su visita a Mauritania –prevista para el pasado sábado- para “mantener conversaciones” con los líderes locales y aún no ha podido ponerse de acuerdo con las autoridades marroquíes para pisar territorio del Sáhara Occidental.

España: “más problemas” que soluciones

La carta dirigida por el presidente del Gobierno Pedro Sánchez al rey Mohamed VI el 14 de marzo pasado, en la que defendía el plan de autonomía de Rabat para la antigua colonia española como “la base más seria, creíble y realista” para solucionar el conflicto, provocó el inmediato rechazo de Argelia y del Frente Polisario. Aunque el papel de España es irrelevante para la resolución del conflicto, la indignación del Polisario y del régimen argelino –su valedor desde hace casi medio siglo-, sin signos de enfriarse, está teniendo importantes consecuencias, sobre todo en el orden económico, para España y sus ciudadanos, también para el conjunto de la UE.

El representante saharaui ante Naciones Unidas, Sidi Omar, aprovechó la visita de Staffan de Mistura para lanzar un mensaje al Gobierno de Sánchez: España ya no contribuye “de modo positivo” al proceso de paz por haberse “aliado” a Marruecos. “Debido a sus posturas como la reciente tomada por el actual Gobierno de España, [España] ha pasado de ser un actor que pueda contribuir de modo positivo a un actor que ha creado más problemas para el proceso de descolonización del Sáhara Occidental”, insistió Omar al término de la visita de dos días del diplomático italo-sueco a los campamentos de refugiados saharauis de Tiduf, Argelia.  

Una visita a los campamentos en la que el representante de Naciones Unidas tuvo también ocasión de verse con el líder del Frente Polisario y también presidente de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) Brahim Ghali en los campamentos de refugiados de Tinduf (sin que se haya dado cuenta de declaración alguna tras el encuentro). Ghali, en protagonista de la aguda crisis bilateral que sufrieron las relaciones hispano-marroquíes durante más de un año, ha vuelto a ser protagonista al ser recibido con honores de jefe de Estado por las autoridades tunecinas –que rompían, así, una posición de neutralidad respecto a las autoridades de las RASD- en el marco de la reciente cumbre Japón-África.

No fue el único gesto dirigido directamente a España por parte del Polisario y de Argelia. El régimen encabezado por Abdelmadjid Tebboune vetó que el enviado de Naciones Unidas se desplazara a territorio argelino usando una aeronave de la Fuerza Aérea española, como suele ser habitual (y como ocurrió en la primera y única visita de De Mistura al país magrebí en enero de este año). En su lugar, De Mistura viajó a bordo de un avión de la compañía de bandera argelina Air Algérie.

A pesar de las discretas tentativas estivales del Gobierno Sánchez de acercamiento a las autoridades argelinas, no hay indicios de que las cosas vayan a cambiar a corto plazo. Apenas horas después de que trascendiera la misiva de Sánchez al rey Mohamed VI, el 19 de marzo, se producía la retirada del embajador argelino en España –quien desempeña desde julio la responsabilidad de representar a su país en Francia desde julio, lo que deja claro que Said Mousi no volverá- y el 8 de abril, el Frente Polisario suspendía sus relaciones con el Gobierno español.

Tres meses con el Tratado de Amistad entre Argelia y España suspendido

Tres meses se cumplieron el jueves pasado desde que la presidencia argelina suspendía el Tratado de Amistad suscrito hace 20 años con España y decretaba, aunque mediante la acción de una entidad financiera privada, un boicot comercial a los productos españoles que sigue vigente a día de hoy.

En medio de la crisis diplomática -la relación con España se encuentra en niveles mínimos- y de las negociaciones sobre el alza de precios del gas entre el gigante energético argelino Sonatrach y el español Naturgy, Argelia ha relanzado sus relaciones con Italia, que aumentará un 40% las importaciones de gas argelino a partir del año que viene y se ha convertido en el socio energético principal de Argel, y Francia, tras la reciente visita de Emmanuel Macron a la que fuera provincia francesa.

Además, el pasado jueves se conocía que la empresa italiana Eni ha adquirido a BP sus acciones en dos proyectos de producción de gas natural en Argelia. Concretamente, el grupo controlado por el Estado italiano se hacía con el 45,89% de las acciones del grupo británico en el proyecto In Amenas y el 33,15% en In Salah; entre los dos yacimientos se produjeron 11.000 millones de metros cúbicos de gas en 2021 y 12.000 millones de barriles de condensado de gas natural. Un proyecto estratégico que refuerza la posición italiana en Argelia.

De esta forma, Argelia deja claro al Gobierno de España que tiene socios y clientes de sobra y que mucha ha de ser la rectificación del Ejecutivo presidido por Pedro Sánchez en la cuestión del Sáhara que las cosas comiencen a cambiar. No en vano, poco confían las autoridades del gigante norteafricano ya en la actual administración española, a la espera del relevo en La Moncloa.

En los últimos meses las autoridades españolas han tratado de diversificar al máximo la dependencia del gas argelino, que tradicionalmente ha sido el primer exportador de gas a España -con en torno al 40% importado-, aupando a Estados Unidos como principal proveedor del hidrocarburo. No obstante, en julio pasado, último mes con datos oficiales, Argelia volvía a encaramarse a la primera posición. 

El enviado de la ONU no ha pisado el Sáhara Occidental

Transcurridos nueve meses desde su llegada al cargo, el diplomático italo-sueco no ha pisado aún territorio del Sáhara Occidental. El pasado 4 de julio, mientras el enviado se encontraba en Rabat, desde Naciones Unidas se comunicaba, sin más explicaciones, la cancelación de su visita prevista a El Aaiún. De Mistura “ha decidido no continuar con una visita al Sáhara Occidental durante este viaje, pero espera hacerlo durante sus próximas visitas a la región”, explicaba el portavoz del secretario general.

Sin explicación desde Rabat y con el Polisario asegurando que el Gobierno marroquí impidió el encuentro entre el diplomático y activistas saharauis, está por ver cuándo autorizarán las autoridades marroquíes la primera visita del enviado de Naciones Unidas al territorio que fuera colonia española hasta finales de 1975.

Con un problema sin solución y cada más irrelevante en la esfera internacional –Marruecos ha recabado de Estados Unidos el apoyo definitivo a sus posiciones-, el posicionamiento verbal en torno al conflicto saharaui será, con todo, relevante en tanto se ha convertido para Rabat en la piedra de toque de sus relaciones con otros países –como ha dejado claro recientemente el soberano alauita-, al igual que lo es para Argel. Por el momento, la antigua potencia colonial, España, que optó decididamente por apoyar a Marruecos en su propuesta autonómica de solución, ha sido la principal aludida en la visita del enviado de Naciones Unidas a Tinduf y Argel.