Barry Harrison, de 47 años, estranguló a su mujer, Amanda, de 37, antes de ahorcarse. El matrimonio estaba desesperado porque había perdido su casa valorada en 120.000 euros tras quedarse sin su empleo en una fábrica de coches.
Los vecinos han explicado, según recoge el diario Daily Mail, que Harrison entró en una profunda depresión tras perder su empleo y llevó a su matrimonio a una profunda crisis. El lunes, él se había tomado un descanso en su último trabajo para pasar el día con la familia. Un vecino y amigo, que se acercó para ver si estaban bien, los encontró muertos en la casa mientras sus hijos jugaban.
Cuando le preguntaron a Aiden, de cinco años, y a su hermano menor Owen, de tres, dónde estaban sus padres, ambos dijeron que "dormían". Barry estaba con una soga al cuello en la habitación de sus hijos. Su mujer, Amanda, estaba en la cama de su dormitorio.
Ambos trabajaban en una fábrica de coches, pero en 2007 se cerró la planta y se perdieron 2.700 empleos. Desde entonces habían acumulado deudas hasta perder su casa. Debía 80.000 euros y habían vendido su hogar solo por 65.000.