El Gobierno saluda con honores el regreso de más de 1.300 soldados exiliados por la guerra civil

EUROPA PRESS 25/01/2014 09:39

Los soldados que han vuelto al país dentro del plazo límite de noviembre de 2013 tendrán derecho a recuperar los emolumentos correspondientes a su servicio y han recibido garantías del presidente Alasane Ouattara de que no sufrirán represalias a pesar de haber servido a las órdenes del ex presidente Laurent Gbagbo.

"Hemos tardado tanto porque teníamos miedo por nuestra seguridad. Yo, por ejemplo, era miembro de la guardia personal del ex presidente Gbagbo", declaró el sargento Méliane Latt a Radio Francia Internacional, que ha recibido garantías personales del ministro de Defensa, Paul Koffi Koffi, de que ni él ni sus compañeros corren peligro a su regreso al país. "Así lo ha ordenado el presidente Ouattara", declaró el ministro.

Sin embargo, ONG como el Movimiento Marfileño por los Derechos Humanos ha lamentado las instrucciones de Ouattara, al considerar que garantiza la impunidad de las fuerzas de Gbagbo y supone una afrenta a las víctimas.

Costa de Marfil todavía está recuperándose de la ola de violencia que siguió a las elecciones presidenciales de noviembre de 2010 porque tanto el entonces jefe de Estado, Laurent Gbagbo, como el entonces líder opositor, Ouattara, reivindicaron su victoria.

Durante cinco meses, los partidarios de Gbgabo y Ouattara se enfrentaron en las calles de Abiyán, la principal ciudad marfileña, dejando al menos 3.000 muertos, 32 desaparecidas y 500 detenidos de forma arbitraria.

Finalmente, Gbagbo fue detenido y trasladado a La Haya en abril de 2011 para ser procesado por el Tribunal Penal Internacional (TPI) por cuatro cargos de crímenes de lesa humanidad, entre ellos violaciones, asesinatos y persecuciones dirigidas contra partidarios de Ouattara.

Ouattara, considerado el legítimo ganador de las elecciones presidenciales por la comunidad internacional, fue proclamado jefe de Estado y desde entonces trata de promover la reconciliación nacional. Sin embargo, los partidarios de Gbagbo han denunciado una persecución política.