El Gobierno anuncia la muerte de 50 presuntos terroristas en varios bombardeos en Anbar

EUROPA PRESS 23/01/2014 02:07

Horas antes, el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, había defendido que ha llegado el momento de expulsar a los milicianos vinculados a la organización terrorista Al Qaeda de la ciudad de Faluya, si bien no puso una fecha para un eventual asalto militar.

El Estado Islámico de Irak y el Levante (ISIS), un grupo vinculado a Al Qaeda y que también está activo en el conflicto sirio, se hizo con el control de Faluya con apoyo de otros grupos suníes el pasado 1 de enero.

El Ejército y las fuerzas de seguridad han establecido un cordón en torno a la ciudad, 50 kilómetros al oeste de Bagdad, y han mantenido enfrentamientos esporádicos con los insurgentes en su interior, pero Al Maliki ha defendido que deben ser los líderes comunitarios y tribales los que consigan que el ISIS se retire, para evitar un baño de sangre.

La salida de las tropas estadounidenses del país y el conflicto en Siria, con fuertes connotaciones sectarias, ha exacerbado las tensiones entre la comunidad suní y el Ejecutivo de Nuri Al Maliki, que tienen como puntos de fricción un sistema judicial que discrimina sistemáticamente a los suníes y la exclusión de esta comunidad de los altos cargos de la Administración iraquí.

No en vano, los enfrentamientos violentos con tintes sectarios entre la minoría suní y la dominante comunidad chií ya eran una tónica habitual, reminiscencia de los años de guerra en Irak tras la ocupación estadounidense --especialmente entre los años 2006 y 2007--.

Los levantamientos populares contra el Gobierno, asimismo, encontraron su germen en la ola de levantamientos de 2011 en Oriente Próximo y el norte de África, conocida como la 'Primavera Árabe', que empujó a los suníes a rebelarse pacíficamente contra Al Maliki.