"Vamos a enviar dos nuevos aviones de ayuda humanitaria, como estaba previsto, mientras continúan las discusiones con el Gobierno birmano sobre la distribución de víveres", ha comentado Nancy Roman, directora de comunicación del PAM.
Explicación de la suspensión
El portavoz del PMA en Bangkok, Paul Risley, ha explicado que las 38 toneladas, entre alimentos y equipo, que habían enviado a Rangún fueron confiscadas y que no les quedó más remedio que detener las operaciones.
El propio Risley considera asombrosa la actitud del régimen militar birmano de entregar con cuentagotas los visados de entrada que el solicitan. "La frustración causada por lo que parece ser un retraso en los trámites no tiene precedentes en los trabajos de ayuda humanitaria modernos", ha afirmado Risley, y ha instado a la Junta Militar a tramitar las solicitudes lo antes posible.
La Oficina de la ONU para Asuntos Humanitarios ha dicho que la situación en las zonas afectadas "es extremadamente grave" y que lo que se conoce hasta ahora es sólo "la punta del iceberg". La embajada de Estados Unidos en el país asiático calcula que habrá unos 100.000 muertos y Naciones Unidas ha estimado en 1,5 millones las personas que necesitan asistencia.
Ayuda extranjera
La Cruz Roja, por su parte, actúa con relativa tranquilidad en Birmania. El coordinador regional de Respuestas ante Desastres de la Cruz Roja, Michael Annear, ha declarado que, por ahora, el material que se distribuye son paquetes higiénicos, mosquiteras, tabletas potabilizadoras y arroz.
Por otra parte, Médicos Sin Fronteras (MSF) ha comunicado de que está a la espera de que las autoridades birmanas le den permiso para que este sábado aterrice en Rangún un primer avión con ayuda de emergencia.
Paralelamente, otro aparato con 40 toneladas de agua y equipos sanitarios, medicinas, comida terapéutica y otros enseres partirá este sábado de Europa, donde el personal de MSF espera distribuirla. RSO