El hecho de que en la clase de 'pole-dancing' -pues así se llama este tipo de ejercicios- hubiera una enfermera sirvió para que fuera atendida inmediatamente, con lo que fue trasladada en ambulancia a un hospital cercano. En este ya comenzaron a entreverse las lesiones medulares que la iban a mantener en un estado de paraplejia, sin la posibilidad de moverse o comunicarse salvo a través de sus párpados.
"Hubiera muerto de no haber estado esta enfermera en la clase", afirma Chris Plowman, esposo de la hospitalizada Debbie, que narra lo durísimo que está suponiendo este cambio en sus vidas: "Si no fuera por el apoyo de amigos y familia, no sé cómo podría pasar por este trance".
Esta modalidad de baile y de forma de mantenerse bien físicamente se ha puesto de moda y ha llegado a las clases más populares, aquellas que menos pueden costearse gimnasios y servicios como la sanidad privada, cada vez más extendida en el Reino Unido. Este es el caso de la malograda Debbie, trabajadora de un supermercado que simplemente trataba de desconectar de su alienante empleo a través de una práctica en la que estaba suficientemente instruida.
Parece que la situación de la hospitalizada mejora en algún grado, aunque todavía requiere de un ventilador para poder respirar. Pronto regresará a su casa, pero es necesario mucho progreso para que vuelva a ser la de antes. Entretanto y como sucede en muchas otras ocasiones, sus familiares e hijos están llevando a cabo una colecta de fondos para poder asistirla cuando salga del hospital. Esperemos que se trate de una atención médica pública y la familia no tenga que cargar con las enormes facturas que este tipo de servicios especializados acaban suponiendo.