Entre los asistentes a la procesión estaba el enviado especial de la ONU para Oriente Próximo, Robert Serry, quien ha denunciado en un comunicado que se le impidió el paso a él y a otros diplomáticos asistir a este acto, al que estaba invitado por la comunidad cristiana palestina de Jerusalén.
La procesión no pudo superar uno de los controles de seguridad para entrar en la Basílica "pese a las garantías previas (...) de acceso sin restricciones", ha explicado Serry en un comunicado oficial difundido por la ONU. "La Policía israelí rechazó permitir el acceso alegando que tenían órdenes al respecto", ha añadido. "Después hubo un conflicto que terminó con un tumulto que pretendía pasar por la fuerza", ha indicado Serry.
La Policía israelí impidió el paso a periodistas, peregrinos cristianos extranjeros y turistas en distintos puntos de control instalados en las calles de la Ciudad Vieja de Jerusalén en lo que Serry ha calificado de "comportamiento inaceptable".
El diplomático ha destacado que la procesión pacífica fue "interrumpida por las fuerzas de seguridad israelíes". "Pido una vez más a todas las partes que respeten el derecho de libertad religiosa, que garanticen el acceso a los lugares sagrados para los fieles de todos los credos y que se abstengan de provocaciones al menos durante las festividades religiosas", ha argumentado.
En la ceremonia tradicional ortodoxa del Santo Fuego, aparece milagrosamente una llama en el lugar identificado como la tumba de Jesús de Nazaret en víspera de la Resurrección.