Al Bashir promete que Sudán estará "libre de conflictos" en 2020 y que cerrará los campamentos de desplazados

EUROPA PRESS 08/11/2017 04:19

"Nuestra promesa es entregar un Sudán limpio en 2020", ha manifestado, recalcando que el conflicto en Darfur está "cerca de terminar" y pidiendo a los grupos armados que se unan a un proceso de paz.

"Si (los grupos rebeldes) no se unen al proceso de paz, la juventud sudanesa estará dispuesta a enfrentarse a ellos", ha señalado, según ha recogido el diario local 'Sudan Tribune'.

Asimismo, ha prometido lograr la paz en los estados de Kordofán del Sur y Nilo Azul, asegurando que todos los desplazados internos del país verán cubiertas sus necesidades. "Prometemos garantizar la seguridad en las zonas de retorno y darles servicios básicos", ha indicado.

El mandato de Al Bashir finaliza en 2020 y, según la Constitución, no podrá presentarse a la reelección. Sin embargo, algunos miembros de su partido han abogado por enmendar la Carta Magna para permitir que presente su candidatura.

El presidente aprobó a principios de octubre un decreto para prorrogar hasta el 31 de diciembre el alto el fuego con los grupos rebeldes en las zonas en conflicto, días después de que Estados Unidos retirara sus sanciones contra el país africano.

Al Bashir declaró en junio de 2016 un alto el fuego en Nilo Azul y Kordofán del Sur --regiones en las que estallaron conflictos en 2011, tras la independencia de Sudán del Sur--, y lo ha ido prorrogando desde entonces.

Los grupos armados Movimiento de Liberación del Pueblo de Sudán-Norte (SPLM-N), el Movimiento de Liberación de Sudán-Minni Minnawi (SLM-MM) y el Movimiento Justicia e Igualdad (JEM) han declarado igualmente altos el fuego unilaterales en Darfur, Nilo Azul y Kordofán del Sur.

Al Bashir está acusado por el Tribunal Penal Internacional (PTI) por crímenes de lesa humanidad y genocidio en Darfur entre 2003 y 2006, hechos por los que el país también tiene sanciones vigentes.

La guerra en Darfur comenzó en 2003 cuando las tribus no árabes tomaron las armas para denunciar la marginalización de este territorio. El Gobierno envió a las comunidades árabes a reprimir la revuelta desatando un conflicto que ha dejado 300.000 muertos.