Imagine una anciana de un modesto vecindario indio. La señora tenía un problema con las escrituras de propiedad de un terreno y el funcionario que debía solucionarlo exigía ser sobornado. La mujer, harta del oficial de este departamento, rompió por donde el agente no esperaba y le entregó uno de estos billetes.
La impresión provocada fue brutal: el funcionario se levantó de su asiento y ofreció a la anciana su silla y un té, antes de entregarle el título de propiedad que la señora venía pidiendo desde hacía un año y medio.
Este caso corresponde a la realidad, tal y como se relata en uno de los blogs del Banco Mundial.
Pese a que la corrupción está penada en este país con la cárcel, la excasa educación de los ciudadanos indios facilita que los funcionarios corruptos encuentren poca resistencia a la hora de cometer sus fechorías.
Sin embargo, la medida de 5th Pillar está ayudando a que cientos de indios comiencen a abrir los ojos.