El caso de Murtaja no es el único: el mundo clama por el fin de prácticas inhumanas como la crucifixión

  • En pleno 2019, Arabia Saudí sigue condenando a muerte por cucifixión

  • Una petición en Change.org pide que la Casa Real interceda para paralizar estas prácticas

Murtaja Qureiris tenía tan solo 10 años cuando acudió a una concentración en bicicleta en la Provincia Oriental de Arabia Saudí para protestar por algo tan fundamental como es el respeto a los derechos humanos. Fue durante la denominada Primavera Árabe de 2011.

El Gobierno saudí quería crucificarle

Tres años después de aquello, el pequeño fue detenido, convirtiéndose en el preso político más joven del país. Hoy Murtaja tiene 18 años y se ha librado, gracias a la presión internacional, de morir crucificado por el Gobierno de Arabia Saudí. Se le acusaba de participar en las protestas antigubernamentales, de pertenecer a “un grupo terrorista extremista”, de asistir al funeral de su hermano, quien murió en una manifestación, y de arrojar cócteles molotov atentando contra las autoridades. Tan solo era un niño, pero eso no frenó la pretensión del Gobierno de Arabia Saudí de recluirle y condenarle a una muerte atroz.

Acabar con estas prácticas inhumanas

“Hace 2.000 años no existían Internet, la prensa ni los movimientos sociales. Hace 2.000 años ni siquiera podíamos soñar con los derechos humanos. Hace 2.000 años un inocente fue crucificado y nadie pudo evitarlo. Hoy, 2.000 años después, Arabia Saudí sigue condenando a morir en la cruz a los que luchan por sus libertades. Demostremos al mundo que, dos mil años después, hemos aprendido a luchar contra las injusticias”. Son las palabras que se alzan ahora desde Change.Org a través de una petición de Jorge Martínez, que cuenta ya con más de 18.000 firmas. Una petición creada para que el rey Felipe VI y la Casa Real intercedan para que Arabia Saudí no condene a nadie a morir en la cruz; para paralizar estas prácticas inhumanas; para evitar que no se vuelva a repetir un caso como el de Murtaja.

“Tres jóvenes de minoría chií, que tenían menos de 18 años en el momento del delito, están en el corredor de la muerte y corren el riesgo inminente de ser ejecutados. Solo la presión internacional de los ciudadanos puede parar esta barbaridad: necesitamos cambiar la historia de una vez por todas y evitar que se vuelva a repetir un caso como el de Murtaja”, recoge la petición en un ruego que se extiende desde múltiples rincones del mundo.