Policía, bomberos y hasta el ejército chino cavan contra reloj e intentan encontrar supervivientes al corrimiento de tierra que el viernes azotaba la provincia de Yunnan, al suroeste de China. La catástrofe engullía más de una docena de casas, que han quedado reducidas a escombros.
Y es que la lluvia y la intensa nieve están dificultando, y mucho, las labores de rescate. Los esfuerzos a esta hora han sido en vano y no se han encontrado supervivientes. Al menos 46 personas han fallecido. Las causas del movimiento, según fuentes oficiales chinas, no están claras y todavía se están investigando.
Pero los desastres naturales no son inusuales para los vecinos de las comunidades de esta remota provincia. El pasado octubre otro corrimiento de tierra cerca de Zhenxiong dejaba 18 escolares muertos. En 2012 algunos pueblos, también de esta provincia, quedaban catapultados por las rocas tras un terremoto que mató al menos a 80 personas y que causó daños en miles de edificios.