La CIA planeó usar un 'suero de la verdad' para los prisioneros del 11-S

Informativos Telecinco 14/11/2018 12:30

Un informe elaborado por un miembro de Servicios Médicos de la CIA, hasta ahora guardado en secreto, revela un "controvertido" e "importante capítulo" en la historia de la Agencia Central de Inteligencia estadounidense.

Según el documento, uno de los detenidos como presuntos autores del atentado terrorista del 11-S en Nueva York, Abu Zubaydah, fue sometido a diversas torturas durante los interrogatorios ante la resistencia de los presos a aportar información sobre el atentado.

Pero la frustración del propio personal sanitario ante la sorprendente firmeza de los reos fue tal, que sopesaron la posibilidad de usar un "suero de la verdad".

El 'Subamarino' y sesiones agresivas

Los médicos las denominaban como "Técnicas de interrogatorio mejoradas", pero las declaraciones apuntan a que se trataba de medidas extremas a las que comenzaron a recurrir miembros de la CIA a partir del año 2002. Dichas técnicas consistían en encerrar a los sospechosos en cajas grandes (durante 5 horas) o en unas pequeñas (durante una hora) para después proceder al método del ahogamiento.

Los miembros de la CIA sumergían las cabezas de estos presos en agua durante un periodo de 17 segundos en las primeras sesiones, ampliando el tiempo a "no más de 30 segundos" en las posteriores, y con respetando unas "pausas significativas".

Tras esto, el detenido referido como AZ en el informe, pasaba media hora enclaustrado en la caja pequeña para luego pasar a la grande. Mientras este dormía, los médicos monitorizaban sus condiciones a través "de un vídeo granulado" desde la caja.

Los días siguientes a estos controles, el sujeto seguía sin mostrarse receptivo a hablar sobre las amenazas terroristas a Estados Unidos. A pesar de las "inclinaciones de algunas informaciones", señala el documento. De hecho, los expertos se sorprendían de que AZ mostraba una gran "resistencia" a la técnica del submarino e, incluso, "había empezado a acostumbrarse a las celdas pequeñas".

Ante esta situación, desvelan las páginas, los tratamientos duraron mucho más tiempo del que los expertos habían estimado y todos aquellos que presenciaban estos 'avances' decían sentirse "visualmente y psicológicamente muy incómodos".

Con el fin de obtener mejores resultados, las técnicas de interrogatorio fueron aumentando de intensidad (muchas de ellas incluían descargas eléctricas) hasta que un día, una de ellas, "especialmente agresiva", dejó al prisionero "perturbado". Después de esta fase, el personal de la CIA decidió que quería comprobar los efectos del tratamiento de primera mano y las grabaron en un vídeo que mostraban en teleconferencias durante las reuniones del consejo. Quienes observaron dicha sesión quedaron "profundamente afectados", según recoge el escrito.

Pero al cabo de un tiempo, redujeron la frecuencia del submarino a solo dos días más y las técnicas descendieron un poco su grado de intensidad. También olvidaron la caja pequeña en la que solían encerrar al reo y solo lo llevaban allí cuando se mostraba más "reacio" a cooperar.

Fue durante estas últimas sesiones cuando los médicos expusieron la posibilidad de recurrir a "desinhibidores médicos", como el amytal de sodio; lo que derivó a la idea de aplicar un "suero de la verdad".

Estas drogas, que el informe reconoce que no fueron consideradas como fuentes fiables de la verdad, fueron presentadas por los médicos como un "ejemplo" de lograr que el prisionero se mostrara "más cercano". Los Servicios Médicos de la CIA aseguraron que dicho suero estaría debidamente revisado y controlado por médicos y psiquiatras expertos.

El escrito revela que los especialistas quisieron emplear una droga llamada Versed, o midazolam, un sedante que puede causar pérdida de memoria mientras dura su efecto.

Sin embargo, Abu Zubaydah resistía hasta las sesiones más agresivas. Mientras que los médicos creían que las cajas pequeñas agravarían sus heridas, estas solo le servían como un mero descanso entre cada tratamiento.

Pese a que el proceso curativo de los daños en el preso eran lentos, la deteriorización psicológica era "mínima" ni había signos de infecciones. Con todo, las fases más intensas del interrogatorio se pararon antes de que el reo tuviera ser intervenido.

El informe secreto de la CIA sobre la actuación de los médicos en las torturas cometidas entre 2002 y 2007 ha podido ser publicado gracias a la decisión del juez federal al ceder a la petición de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU). La sentencia falló a su favor en 2017, pero no ha sid hasta este año cuando ha podido salir a la luz tras la retención de los documentos oficiales por parte de la CIA.