El portavoz de ACNUR, William Spindler, ha advertido de que cada vez más refugiados, "incapaces de pagar" el precio que les piden por cruzar la frontera, construyen balsas caseras, compuestas en su mayoría por palos de bambú y bidones vacíos, atadas con cuerdas y cubiertas con lonas de plástico.
El viaje dura unas cuatro horas, lo que les pone en grave riesgo de perder la vida en el intento. "Más de 200 refugiados rohingya se han ahogado (...) desde el comienzo de la crisis el 25 de agosto", ha explicado Spindler desde Ginebra, en alusión al día que el que se desencadenó la escalada de violencia en Rajine.
La ONU estima que 620.000 rohingya han cruzado la frontera durante este periodo y, a pesar de las cifras, no da por terminada la crisis migratoria. "Los recién llegados nos cuentan que han esperado más de un mes (para cruzar la frontera) en condiciones desesperadas en las costas de Birmania", ha advertido el portavoz de ACNUR.
Spindler ha señalado que es "urgente" garantizar más espacio para acoger a estos refugiados, de tal forma que puedan tener los servicios que necesitan y que van desde puntos de agua a letrinas, pasando por espacios seguros para los niños y centros comunitarios. ACNUR también ha instado a adoptar medidas específicas para proteger a mujeres y niñas, especialmente vulnerables en condiciones como ésta.