La muerte sólo ha traido más muerte. El denominado 'Viernes de la Ira' , una protesta contra la matanza de más de 600 partidarios del depuesto presidente Mohamed Morsi, ha acabado con más 80 muertos más. El caos se ha apoderado de Egipto, especialemente de El Cairo, donde más de 1.000 personas han sido detenidas, en un intento de frenar el estallido de una Guerra Civil por parte del Ejército. El goteo de muertos y detenidos es incensante y aún quedan más de 1.000 personas protestando en el interior de la mezquita de Al Fatah, en el barrio cariota de Ramses. Las protestas comenzaron después de la oración del mediodía del viernes. El rechazo contra la brutal represión del miércoles trajo nuevos enfrentamientos. "Nos quieren matar, porque estamos luchado por la libertad. Policías y soldados del ejército nos están matando en lugar de protegernos", dice uno de los manifestantes. Lejos quedan los intentos de democratización del país, las Constituciones y elecciones legítimas porque actualmente lo único que hay es lucha en la calle. Enfrentamientos entre partidarios y detractores de los Hermanos Musulmanes; un Egipto dividido entre aquellos que consideran que las revoluciones de la icónica Plaza Tahrir no son más que un golpe de Estado y los que apoyan al Ejército, y un ejército que trata de sofocar la violencia, con más violencia, las piedras con las balas, la ira con el fuego.