Con las fronteras abiertas, Italia aún espera a los turistas

  • Italia ha reabierto sus fronteras, pero sin la reciprocidad de otros países tampoco recibe turistas

  • El 60% de los hoteles permanecen aún cerrados

Una enorme televisión preside el hall del Hotel Palatino de Roma. En la pantalla se ve a un presentador de un canal 24 horas, que actualiza la información sobre la apertura de sus fronteras que acaba de aplicar Italia. La sala está vacía, sólo un hombre con guantes y mascarilla se sienta en la recepción. “Estamos cerrados, desde marzo no hemos vuelto a abrir”, sostiene. En enero, antes de que todo empezara, este hotel se convirtió en símbolo del coronavirus. Dos turistas chinos que se hospedaban aquí fueron los dos primeros enfermos de Covid-19 en Italia. Hubo que esterilizarlo todo, aunque el alojamiento siguió adelante. Era la prehistoria de la pandemia.

El Hotel Palatino, a unos pocos metros del Coliseo, aguantó la tormenta hasta que mes y medio más tarde el Gobierno italiano decretó el confinamiento de todo el país. “Desde entonces hemos recibido centenares de cancelaciones y ni una sola reserva. Nos dicen que podríamos reabrir en agosto, pero no tenemos ninguna certeza”, cuenta el recepcionista. El hotel es un monstruo de 200 habitaciones, que necesita manutención diaria. Antes no levantaba el cartel de ‘completo’, gracias a participantes de congresos y viajeros que llegaban a Roma con un paquete turístico, como los dos ciudadanos chinos infectados.

En la Via Cavour, donde se encuentra, la mayoría de los hoteles presentan el mismo aspecto. Peor, en realidad, porque los más pequeños tienen las luces apagados y un candado en la puerta. Italia abrió sus fronteras el pasado miércoles evitando que los viajeros de la zona Schengen tuvieran que cumplir cuarentena, pero sin reciprocidad el gesto sirve de poco. ¿Cómo van a llegar turistas si en países como España muchos no pueden salir de su región? Y en otros casos, quien vuelva tendría que pasar 14 días sin salir de casa. Varios países de la UE están imponiendo vetos específicos a los italianos. Este viernes los Gobiernos de España e Italia mandaron una carta a la Comisión Europea para la apertura de las fronteras comunitarias se establezca de forma coordinada.

“El problema es que por mucho que decida el Gobierno italiano, si no llegan aviones no llegan los turistas. Habría que hacer una distinción entre los alojamientos rurales, que se están ya activando, y los hoteles de ciudad. Pero aún así, contando a todos ellos, el 60% de los hoteles en Italia continúan cerrados”, afirma Giuseppe Roscioni, vicepresidente de Federaberghi, la principal patronal hotelera italiana. Roscioni tiene también varios hoteles en Roma, que no abrirá hasta septiembre o marzo del año próximo.

Lenta recuperación de trenes y aviones

Las esperanzas están puestas en el turismo nacional, pero en la estación de trenes de Termini de momento lo único que se ve son parejas que se reencuentran y gente que vuelve a sus casas. Franca se despide de su novio, al que ha visto por primera vez desde que comenzó la cuarentena, antes de que vuelva a Nápoles. Y Federico, que trabaja en Londres y se quedó encerrado en Roma cuando decretaron el confinamiento, está yendo a Florencia para visitar por primera vez en este periodo a su madre.

Además de abrir las fronteras exteriores, Italia también permite la libre circulación por todo el país desde el pasado miércoles. El primer día los trenes interregionales casi se triplicaron y de 8.000 pasajeros diarios se pasó a 22.000. Y eso contando con que los vagones sólo pueden ir al 50% de su capacidad. Desde Trenitalia -la Renfe italiana-, apuntan, sin embargo, que las cifras siguen estando muy lejos de los niveles pre-Covid.

En el aeropuerto de Fiumicino en Roma los datos son todavía más raquíticos. Desde el miércoles registran unos 100 vuelos diarios, entre salidas y llegadas, por el millar que operaban hace meses. Aún así, el centenar actual -sólo una cuarta parte son vuelos internacionales- ya es el doble que la semana pasada. “Es difícil hacer cálculos, pero nosotros estimamos que la recuperación total de los desplazamientos en avión tardará al menos dos o tres años”, señala Ivan Bassato, director operativo del Aeropuerto de Roma.

Turismo nacional de clase media-alta

La organización Fiavet, que agrupa a cientos de agencias de viajes en toda Italia, calcula que hasta el momento se han perdido unos 65.000 millones de euros, como consecuencia de una reducción de las reservas del 64% durante el primer cuatrimestre del año. Sus cálculos prevén que de junio a agosto pueden llegar unos 235.000 extranjeros a los aeropuertos italianos, lo que colocaría al país algo por delante de España o Francia, pero a años luz de los más de 60 millones que recibió en 2019. “Este año esperamos que al menos puedan salir de vacaciones italianos de una clase económica media-alta. Y el destino preferido serán las playas de la península”, prevé Ivana Jelinic, presidenta de Fiavet.

Según los cálculos de la organización de consumidores Codacons, uno de cada dos italianos se irá de vacaciones. Y esto puede maquillar la temporada para algunos, aunque las pérdidas seguirán siendo grandes. Giuseppe Roscioni calcula que “la ocupación no superará entre julio y agosto el 40%; mientras que en ciudades poco propicias para el turismo veraniego, como Roma o Milán, se quedará en un 20%”. El perfil que él dibuja es el de un turismo familiar y “chicos jóvenes, que tienen menos percepción del riesgo”.

Italia se ha anticipado a otros destinos europeos, como España, al abrir sus fronteras, pero eso tampoco le está ofreciendo gran ventaja. En Cerdeña y Sicilia plantearon incluso la posibilidad de llegar a ellas con un pasaporte sanitario, aunque finalmente descartaron esta opción. Mientras tanto, las aguas de Venecia siguen cristalinas, la Fontana de Trevi se puede fotografiar en la intimidad y han desaparecido las colas de la catedral de Florencia. El sector turístico ya ha protagonizado distintas manifestaciones, pero una tregua tampoco estaba de más.