Italia y omicron: Draghi ante su enésima prueba de fuego

  • En este momento la variante omicron supone ya el 28% de los casos de contagio

  • La estrategia de vacunación y las terceras dosis siguen siendo la mayor herramienta del Ejecutivo para no poner en riesgo la recuperación del país

Con el paquete de nuevas medidas anunciadas en la tarde del 23 de diciembre por el Ministro de Salud, Roberto Speranza, el ejecutivo italiano pretende hacer frente al gran reto de la cuarta ola de la pandemia en el país. Los datos de este mismo miércoles registraban un número de contagios a la altura de los primeros, y duros, meses de la pandemia con 44.595 nuevos casos.

En este momento el 28% de los positivos son ya de la variante omicron que, como han expresado los expertos, tiene una mayor capacidad de contagio comparada con las precedentes. Para el ejecutivo italiano, que perfila los últimos acuerdos de los presupuestos antes de la aprobación final de cara al 2022, el reto de la pandemia no puede eclipsar la estrategia económica en la que Draghi lleva trabajando tantos meses. El martes 22, en una rueda de prensa de valoración anual, expresó que se habían creado las características para que los fondos de recuperación económica y el crecimiento del país se mantuviese con o sin él. Y, dijo, “soy un hombre, o un abuelo, al servicio de las instituciones”. ¿Miraba al Quirinal? Abrió aquel día la primera puerta a la sucesión de Sergio Mattarella el próximo mes de febrero.

Pero, antes… ¿Cómo harán frente a la crecida de la pandemia? No habrá límite en los encuentros ni restricciones de movimiento entre regiones. La batería de medidas consiste en lo siguiente: el cierre de discotecas y la prohibición de fiestas, en lugares al aire libre como plazas, hasta el 31 de enero; también hasta esa misma fecha la obligatoriedad de mascarillas al aire libre, como ya habían establecido algunos alcaldes por su cuenta en las últimas semanas. Se introduce, por primera vez, la obligatoriedad de la mascarilla FPP2, aquella con mayor protección, para asistir a cines, eventos deportivos o museos y también dentro del transporte público.

Pero la medida más importante es la estrategia de vacunación. El Gobierno italiano apostó todas sus cartas cuando, antes que ningún otro país de la UE, impuso el pasaporte COVID para ir a trabajar convirtiéndolo casi en obligatorio para la mayor parte de la sociedad.Ahora insiste en seguir apostando por la tercera dosis y los pasaportes más restrictivos para hacer frente a las próximas semanas que se esperan difíciles. “La vacuna es y será la herramienta más útil. Esta variante tiene una capacidad de contagio mucha más rápida, pido a la gente que no se haya vacunado que lo haga lo antes posible y a los demás que pidan cita para la dosis de refuerzo”, dijo en rueda de prensa el ministro Esperanza. El plan del ejecutivo es apurar al máximo las dosis booster de refuerzo, suministrada ya a casi 16 millones de personas y disponible para mayores de 18 desde finales de noviembre, para atajar la nueva variante. Para el ejecutivo italiano el nuevo reto de la pandemia pasará de nuevo por: vacunas, vacunas y vacunas.

Además, se establece la viabilidad del pasaporte COVID hasta los 6 meses, y no a los 9 como se preveía hasta ahora. Se añade un paso aún mayor con el llamado Mega Green Pass, entrará en vigor el 15 de enero, que prevé la tercera dosis necesaria, por ejemplo, para posibles grandes celebraciones cómo conciertos o discotecas, cuando vuelvan a abrir después de las recién estrenadas restricciones que duran hasta el 31 de enero. Se ha delimitado el margen hasta el 1 de febrero, un poco más de un mes, para que los ciudadanos actualicen su green pass con la tercera dosis y puedan adaptarse a las nuevas normas.

El año económico, de recuperación pero sin alaracas

A Draghi le ha costado llegar a los propósitos que tenían que incluir estos presupuestos, sufrió una huelga general hace unos días y tuvo que pelear los acuerdos entre sus socios de Gobierno durante meses. Pero viajaba con un objetivo claro y no ha pensado en otra cosa. En la rueda de prensa del martes hablaba un hombre que consideraba su trabajo “hecho” y que se disponía al nuevo encargo, o no, que las instituciones italianas pusieran en sus manos. Dijo haber conseguido “los 51 target” previstos en 2021 para obtener la financiación europea del Recovery Found. ¿A qué se refería exactamente? El PNRR, el plan de medidas de recuperación económica, preveía que antes del 31 de diciembre fuesen llevados a buen puerto un total de 51 proyectos entre inversiones, reformas y objetivos económicos.

Los llamados milestone son un tipo de indicadores cualitativos que establecen las condiciones para alcanzar algunos objetivos más concretos en los meses y años futuros. Es en esto en lo que el ejecutivo italiano ha invertido todos estos meses, en crear las estructuras legales que permitan, con el paso del tiempo, alcanzar los objetivos cuantitativos, o sea los números.

Pero los expertos alertan que la fase más dura tiene que llegar ahora con resultados económicos reales. Tras la valoración positiva de Europa al trabajo de estos meses, en las próximas semanas, tras el adelanto recibido en agosto, llegarán a Italia otra tanda de fondos europeos de hasta 24 mil millones. Draghi puede descansar, pero la pandemia podría desordenar sus prioridades y la elección del presidente de la República está cada vez más cerca, lo que puede suponer un torbellino en la política del país transalpino.