Kony, el criminal de guerra más buscado por las redes sociales

KAMALA OROZCO 09/03/2012 12:48

Convertir a Kony en una celebridad, con los mismos métodos con los que se crean famosos en la actualidad (redes sociales, vídeos, presencia viral), ha dado resultado. Kony es una celebridad pero por sus mutilaciones, asesinatos, secuestros y abusos sexuales. La idea es de un grupo de tres cineastas liderado por Jason Russell quien inició la campaña tras viajar a Uganda y conocer a Jacko, un niño cuyo hermano fue asesinado por el Lord’s Resistance Army LRA (Ejército de resistencia del Señor) de Kony. Su historia es la que nos cuenta en un documental de 30 minutos que se extiende por la Red.

Artistas como Rihanna o Justin Bieber, que movilizan a millones de fans a través de Twitter, promueven la campaña con mensajes como éste: “SO glad you're behind this! He MUST be stopped! THANK YOU for helping spread the word. POWER IS IN NUMBERS. #STOPKONY” (¡FELIZ de que estéis ahí! ¡Debemos pararle! Gracias por ayudar a expandir la palabra. EL PODER ESTÁ EN LOS NÚMEROS. #STOPKONY)

Kony formó su ejército de terror en 1987 con la intención de crear un estado teocrático en Uganda. Es responsable de decenas de miles de mutilaciones y asesinatos. El vídeo explica que el grupo paramilitar secuestra niños, les obliga a servir de soldados o a ser esclavos sexuales, e incluso les hace matar a sus padres.

Desde 1987, más de dos millones de personas se han visto obligadas a huir en África central y oriental a raíz de las atrocidades cometidas por el movimiento que se ha expandido por el continente y ha llegado a Sudán del Sur y la República del Congo.

Jason Russell lleva luchando por la captura de Kony desde hace 10 años. Según el documental, Invisible Children Invisible Childrenha conseguido instalar estaciones de radio para que los jóvenes ugandeses se avisen cuando la guerrilla llega a un pueblo para secuestrarlos. También consiguieron en 2011 que Obama enviara un grupo del ejército de EEUU como asesores de los militares del país y el Fiscal jefe de la Corte Penal Internacional, Luis Moreno Ocampo, les ha indicado que apoya cualquier iniciativa que lleve a Kony ante un tribunal.

Con la campaña, el objetivo de Invisible Children es que Kony pase de ser un desconocido asesino genocida de Uganda a una de las personas más famosas del mundo en el año 2012. Para ello usan las nuevas herramientas, las redes sociales, invirtiendo la pirámide de poder: quieren que el poder de la gente obligue a los gobiernos a actuar para detenerle.

Rusell pide a los espectadores del vídeo que llamen a los legisladores y funcionarios del gobierno de EEUU para exigir que mantenga su presencia militar en Uganda y les insta, a través del vídeo y la página web, a comprar un kit de acción con carteles, pegatinas, pulseras, camisetas con los que crear un ejército mundial de gente joven que se movilice para conseguir la detención del líder genocida. La tecnología, señalan, debe servir para ayudar. La campaña culminará el 20 de abril, cuando Russell ha pedido a los partidarios del movimiento que empapelen “cada calle, cada ciudad" con la campaña.

Oleada de críticas

Sin embargo, pese a sus buenas intenciones, el vídeo ha sido fuertemente criticado desde diversos enfoques. En primer lugar, se critican sus errores de información y conceptuales ya que se cree que Kony no se encuentra en Uganda desde hace seis años y que su ejército sólo tiene ahora unos cientos de seguidores, con lo que el conflicto armado a disminuido. La campaña llega tarde para los niños soldados que fueron reclutados y que ahora se han convertido en adultos.

Para algunos, el enfoque simplista del vídeo convierte al ejército ugandés en una especie de héroes cuando en realidad el Gobierno y las tropas ugandeses son corruptas y han sido acusadas de atrocidades semejantes a las de Kony, por ejemplo, utilizando niños soldado. De hecho, el Gobierno ugandés ha hecho un llamamiento para matar a homosexuales para incrementar su popularidad, lo que parece inspirado por la iglesia evangélica, con la que se ha relacionado a Russell.

Además, el objetivo de Invisible Children es conseguir la intervención de EEUU en el país para lograr la captura de Kony, lo que, según expertos internacionales, puede traer más problemas que soluciones. Angelo Izama, un reportero del periódico Daily Monitor de Kampala, capital de Uganda, cree que el vídeo es engañoso. "El vídeo tiene incrustada una construcción casi racista: jóvenes blancos que vienen a África para salvar a desdichados niños de un monstruo ficticio”.

Otro punto oscuro es qué hace Invisible Children con el dinero recaudado. Una foto de 2008 en la que se ve a tres de los fundadores del colectivo portando armas con soldados del Ejército de Liberación Popular de Sudán aumentan la sospecha de que parte del dinero va a manos de militares ugandeses. El grupo de Rusell lo niega. La directora de Comunicación de Invisible Children deja muy claro que “no defendemos ninguno de los abusos de los derechos humanos llevados a cabo por el Gobierno de Uganda o por el Ejército. Nada del dinero donado a través de Invisible Children va al Gobierno de Uganda”.

Invisible Children ingresó en 2011 ocho millones de dólares, de los que, según sus críticos, solo algo más del 30 por ciento ha ido a programas de solidaridad sobre el terreno. El resto se ha dedicado a campañas audiovisuales. Sin embargo, el grupo alega que no son una ONG.

Por otro lado, el precio de una camiseta es 25 dólares, una pulsera 10 dólares y el kit de carteles, pegatinas y chapas es de 30 dólares. El éxito de la campaña ha sido tal que en estos momentos los kits se han agotado y los envíos se retrasan.

La campaña es un claro ejemplo de cómo diseñar y generar un movimiento tan espectacular como efervescente ya que no parece que el objetivo sea posible en el corto plazo puesto que Kony se encuentra desaparecido desde hace varios años. Pero también parece que llega tarde para frenar un conflicto que ha dejado atrás sus años más sangrientos, al menos en Uganda.