Klainerman: “Están transformando las matemáticas en un problema de racismo”

  • Es matemático y profesor de la prestigiosa Universidad de Princeton Sergiu Klainerman

  • Klainerman defiende que un activismo desmedido busca en Estados Unidos “desmantelar el racismo en las matemáticas”

En la Rumanía comunista de Nicolae Ceacescu, Sergiu Klainerman (Bucarest, 1950) le cogió gusto a las matemáticas porque, entre otras cosas, le ofrecían una forma de evadirse de la dictadura. Literalmente de la mano de las matemáticas, pudo escapar de aquel totalitarismo en los años setenta para llegar al mundo libre y hacer carrera como académico de prestigio en Estados Unidos.

Klainerman es hoy profesor en la prestigiosa Universidad de Princeton, donde además de dar clase y guiar investigaciones se dedicar a indagar en la teoría matemática de los agujeros negros. Entre sus muchos títulos figura el de miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, país del que acabó adquiriendo la nacionalidad, y de la Academia de Ciencias de Francia.

Sin embargo, Klainerman no sólo se dedica a la ciencia. De un tiempo a esta parte dedica importantes esfuerzos intelectuales a la defensa de la ciencia matemática. Ésta, a su entender, está amenazada por lo que se ha venido a llamar movimiento woke, en el que, en nombre de la justicia social, hay activistas capaces de lanzar cruzadas como esa que pretende luchar contra el racismo en las matemáticas.

“Es un sinsentido”, dice Klainerman en esta entrevista a NIUS sobre este fenómeno que aspira incluso a eliminar el supuesto “supremacismo blanco” existente en la disciplina científica gracias a la cual el ahora profesor de Princeton encontró la libertad. “La noción misma de que hay algo etnocéntrico en las matemáticas es algo ridículo, eso no existe”, señala Klainerman.

La suya probablemente sea la voz más clara que se ha levantado, por ejemplo, en contra de documentos como ese libro de trabajo destinado a profesores de matemáticas de escuelas recientemente publicado en Estados Unidos que se titula Pathway to Equitable Math Instruction: Dismantling Racism in Mathematics Instruction o “Guía para la instrucción justa en matemáticas: desmantelando el racismo en las matemáticas”.

P: En esta entrevista vamos a hablar de su defensa de las matemáticas ante quienes quieren “desmantelar el racismo” que hay en esta disciplina. ¿Qué ha pasado en Estados Unidos para que se llegue a este extremo?

Lo que está pasando es que hay un tipo de izquierda que es muy radical, que tiene muchas cosas en común con la antigua izquierda, la izquierda comunista o socialista, pero que también es diferente en muchos aspectos. En los que respecta a la ciencia, tiene una visión del mundo muy relativista basada en la idea de que no existe una realidad objetiva.

P: ¿Podría decirse que esa izquierda es anticientífica?

Sí. Y esto es algo que no era típico de la izquierda tradicional. La cuestión de las matemáticas nunca fue un tema de debate con la izquierda de la vieja escuela. Pero la ideología del movimiento woke es tal que amenaza la integridad de la ciencia y las matemáticas y tiende a politizar las matemáticas. A los niños se les dicen cosas como que la manera correcta de hacer matemáticas es intentar responder en función de sus propias experiencias o que las matemáticas que han sido practicadas hasta ahora fueron 'matemáticas blancas'. Y que cualquier cosa que tenga que ver con encontrar la buena respuesta está mal.

P: Esto mismo es algo que se observa en el documento A Pathway to Equitable Math Instruction: Dismantling Racism in Mathematics Instruction

Hay una larga historia de intentos equivocados de mejorar la educación de las escuelas de Estados Unidos basados en teorías progresistas que, creadas en las Escuelas de Educación - las que se dedican a formar maestros estadounidenses -, son difundidas luego por activistas. También hay larga historia de gente muy rica donando dinero a lo que perciben que son buenas causas. Este documento del que usted habla, en particular, está fuertemente influenciado por la Teoría Crítica de la Raza, un producto de la llamada Teoría Crítica. Ésta es una nueva forma de marxismo basada en la idea de que para poder avanzar hacia la revolución el camino es destruir la cultura hegemónica del capitalismo y de Occidente.

Estas filosofías han crecido en Estados Unidos en varios departamentos de universidades, típicamente en los de Humanidades. A partir de esos pocos departamentos, esas ideas se fueron extendiendo y llevaron al surgir del movimiento woke. Pero probablemente se hicieron influyentes en la educación cuando llegaron a las Escuelas de Educación, porque de esos centros salen los maestros de escuela de Estados Unidos. De alguna forma, este movimiento woke se ha hecho con el control de las Escuelas de Educación.

P: Y por eso, de cuando en cuando, aparecen documentos como ese que plantea “desmantelar el racismo en la instrucción de las matemáticas”, o los presentados en su momento en esa línea en el Estado de Oregón y otras partes de su país. Aunque me imagino su respuesta, permítame preguntarle: ¿Tienen las matemáticas un problema de supremacismo blanco?

[Risas]. Claro que no. Para empezar, cabría preguntarse: ¿Tiene la esencia de las matemáticas algo que ver con una cultura en particular? La respuesta es no. Las matemáticas constituyen un edificio maravilloso en cuya construcción han contribuido muchas culturas: los babilonios, los egipcios, los griegos, los indios, los chinos, los árabes... Hablar del origen de las matemáticas implica remontarnos a varias civilizaciones. Cada avance en las civilizaciones sirvió para que continuara la siguiente.

Por ejemplo, los griegos continuaron en lo que hicieron los egipcios y las matemáticas de los griegos tuvieron un impacto enorme en el desarrollo de las matemáticas europeas y árabes. Lo que es cierto es que en los últimos 400 ó 500 años, los descubrimientos matemáticos más importantes han tenido lugar en Europa y en Estados Unidos. Pero incluso en esos descubrimientos han participado personas de todo el mundo. La noción misma de que hay algo etnocéntrico en las matemáticas es algo ridículo. Es algo que no existe.

P: ¿Cómo de grande diría usted que puede ser el problema del racismo en las facultades de matemáticas?

Respecto al tema de dónde vienen las personas que hacen matemáticas le diré que Estados Unidos es un caso modélico increíble. En el departamento de matemáticas de Princeton, por ejemplo, sólo el 15% son gente nacida en Estados Unidos. Somos casi todos extranjeros o de origen extranjero. Aunque puede que no tengamos afroamericanos, tenemos gente de color, claro que sí. La realidad de las matemáticas es lo opuesto de lo que esta izquierda woke está diciendo.

La noción de que el color de la piel juega un papel en las matemáticas en Estados Unidos es, lo digo de nuevo, algo ridículo. Pasa lo mismo que en Princeton con los departamentos de Harvard o el MIT [el Instituto Tecnológico de Massachusetts, ndlr.]. Si vas a cualquiera de los departamentos de estas universidades, uno ve allí que la gran mayoría de la gente son extranjeros. Si hubiera racismo en las matemáticas, esto no sería posible.

P: Pero documentos como ese del que hablábamos hacen hincapié en eliminar el racismo de la instrucción en las aulas. ¿Hay un problema del racismo a la hora de instruir las matemáticas?

Quienes elaboran esos textos son los responsables de que se esté generando un problema de racismo. Lo que están haciendo es transformar las matemáticas en un problema de racismo diciendo que las matemáticas dependen de una raza en particular. Si hay problemas, los hay porque los programas de educación en las escuelas llevan a que se estén enseñando muy mal las matemáticas. No sólo este programa en concreto del que hablamos es malo. En realidad, lo son muchas nociones progresistas sobre la educación que vienen de las Escuelas de Educación que mencionaba antes.

Estas escuelas están tratando casi constantemente de introducir reformas progresistas en las matemáticas. En un principio se trataba de dejar que los niños descubrieran por sí mismos las cosas. Por ejemplo, no se les enseñaba el teorema de Pitágoras. Se les invitaba a descubrirlo. Esto, de entrada, tampoco tiene sentido porque no es así que uno aprende matemáticas. Descubrir cosas es algo que es posible más tarde. Uno puede tratar de motivar el descubrimiento. Pero la noción misma de dejar que los niños descubran por sí solos, al final, es terrible, porque los niños no aprenden nada. Se limitan a perder el tiempo.

P: Se argumenta para hacer documentos como ese del que hablamos que los afroamericanos suelen sacar peores notas en matemáticas.

Latinos y afroamericanos suelen sacar peores resultados en matemáticas, sí. Pero esto no tiene nada que ver con las matemáticas per se. Esto tiene que ver con aspectos de la vida misma en Estados Unidos y del modo en que se enseñan las cosas, porque, cuando se enseña mal, los niños van a sufrir las consecuencias. La iniciativa de la que hablábamos, que tiene detrás a la Fundación Gates, es el tipo de cosas que van a destruir generaciones de niños. Y precisamente los niños que tienen problemas ahora, tendrán más problemas en el futuro.

P: ¿Y hasta qué punto no se está ocultando la existencia de escuelas que rinden poco por falta de recursos con iniciativas como esa de eliminar el supremacismo blanco de las matemáticas?

Déjeme ponerle el ejemplo de las escuelas de Nueva York, al que se ha dedicado el economista Thomas Sowell, concretamente a las escuelas autónomas. Éstas son diferentes de las escuelas públicas o las privadas. Las autónomas son escuelas públicas que no dependen de las autoridades locales de educación. Suelen surgir de una iniciativa de padres que quieren lanzar una escuela. Tienen más flexibilidad pero son escuelas con mucho menos dinero que las públicas. En Nueva York, por ejemplo, una escuela autónoma tiene un tercio del dinero que recibe una escuela pública.

Sin embargo, según Sowell, que ha estudiado las escuelas autónomas en las mismas áreas que las escuelas públicas - en zonas muy pobres con muchos problemas, y con niños que vienen de familias con muchas desventajas - hay una diferencia enorme entre el éxito de las escuelas autónomas y las escuelas públicas. En las escuelas autónomas los niños sacan resultados diez veces mejores. Las diferencias son enormes. Le digo esto porque se habla mucho de la financiación, especialmente porque en la izquierda se dice si la educación va mal hay falta de recursos y se necesita más dinero. Esto se oye mucho en los sindicatos, que quieren dinero para ellos y luego ni aparecen en las clases. Pero incluso teniendo dinero la educación puede ser mala.

P: ¿A qué se refiere?

Mis hijos fueron a la escuela en Princeton, donde hay dinero. Pero por lo que yo vi en cómo se les enseñaba geometría, yo me decía que aquella forma era horrible. Los libros eran muy gordos, con contenido que no tenía nada que ver con las matemáticas. Con libros como esos yo como niño nunca me interesaría por las matemáticas. Cuando yo estudiaba en Rumanía, los libros eran mucho más delgados y se aprendía mucho más.

El dinero, como digo, no lo es todo. La mala educación tiene que ver con cómo se diseñan los programas educativos. Pero es que hasta mis hijos aprendieron 'etnomatemáticas', hace unos veinte años. Porque la idea de mezclar etnias y matemáticas no es para nada nueva. En los libros de matemáticas de mis hijos había muchos sinsentidos de esos. Yo veo en todo esto un inmenso mal uso de recursos.

P: De forma recurrente, en Estados Unidos hay debate y polémica sobre documentos como el que venimos comentando. ¿Cómo de influyentes cree usted que son estos documentos?

Tiendo a pensar que este fenómeno está aislado en las escuelas. Tal vez un 10% de las escuelas cuenten con estos sinsentidos. Pero el problema es que se están extendiendo muy rápido. Al menos esa es la impresión que yo tengo.

P: Y el mundo académico, ¿Cómo está respondiendo?

Ha habido una gran separación entre el mundo escolar y el mundo universitario. Los universitarios no tienen contacto con las escuelas salvo por sus hijos. Esos niños tienen padres que pueden enseñarles el modo correcto de aprender matemáticas y, al final, no les importa demasiado. En Estados Unidos, los universitarios no tienen influencia sobre la educación en las escuelas, al contrario de lo que ocurre, por ejemplo, en Francia. Pero lo que sí se observa en el mundo universitario es que los alumnos están cada vez menos formados, no tanto en Princeton, que es una universidad de alto nivel, pero en otras universidades sí.

P: Pero no ha habido una reacción, más allá de gestos como el suyo. Usted se viene pronunciando en artículos críticos sobre este fenómeno del antiracismo en las matemáticas.

No ha habido una gran respuesta del mundo académico. Y esto, pese a que este tipo de fenómenos está afectando a instituciones universitarias. Por ejemplo, en la Sociedad Americana de Matemáticas ya se han visto manifestaciones de estas actitudes.

P: ¿Qué opinión le merece el nuevo Secretario de Educación de Estados Unidos, Miguel Cardona?

Espero equivocarme, pero soy pesimista con las posibilidades que abre la nueva administración de Joe Biden. Una cosa buena que hizo Donald Trump fue prohibir la Teoría Crítica de la Raza en las instituciones del Gobierno federal, el pasado otoño. Porque hasta en laboratorios de investigación se estaba enseñando esa teoría. Bueno, más que enseñando, se imponía a la gente que lo aprendiera. La gente de esos laboratorios tenía que ir a cursos para aprender lo que dice esa teoría. Una de las primeras cosas que ha hecho la Administración Biden ha sido reinstaurar esos cursos.

P: ¿Tienen los académicos medios para oponerse a este tipo de fenómenos?

Yo creo que el fenómeno va a acabar conteniéndose porque el país va a seguir necesitando matemáticos, ingenieros y científicos. Yo espero que haya una reacción, de algún modo. Es cierto que ya hemos visto un declive en las universidades, un declive que afectará a los científicos que trabajan en ellas, aunque a este nivel la influencia es lenta. El declive, sin embargo, será más rápido en las escuelas, en vista del modo en que se están enseñando las matemáticas. Yo creo que estas tonterías son especialmente peligrosas ahí. Aunque bueno, para ser profesor en la Universidad de Berkeley, por ejemplo, hoy día tienes que rellenar un documento sobre “Diversidad e inclusión” donde tienes que decir qué has hecho y qué quieres hacer sobre diversidad e inclusión en la universidad, incluso como matemático.

Al principio, esto había quien se lo tomaba a broma, pero no es una mera formalidad. Este tipo de gestos tienen un impacto, sobre todo cuando, en nombre de la diversidad y la inclusión, se producen contrataciones de personas que no están realmente cualificadas. Esto podría tener un impacto en la calidad de la ciencia que se produce en las universidades. Porque se contrata, no a los mejores, sino a gente juzgada por criterios de diversidad.

P: ¿Ve usted en peligro el prestigio de las universidades de Estados Unidos por esto?

El prestigio de las universidades de este país, especialmente en ciencias, es tan grande que precisamente por eso hay en ellas gente de todas partes del mundo. La gente quiere venir porque saben que sólo se contrata a los mejores. Si poco a poco hay una erosión del sistema, llegado un momento, habrá un colapso de lo que ese prestigio significa. Y las consecuencias podrían ser devastadoras.

Ya ha pasado que un sistema universitario ha quedado completamente reducido a la nada. Alemania, antes de Hitler, era un referente mundial universitario. Tenía los mejores matemáticos y químicos, por ejemplo. Yo no veo en Estados Unidos nada parecido a lo que ocurrió en Alemania, pero bueno, hay motivos para estar preocupado.