La UE seduce a África en plena expansión rusa y china

  • Con la sexta cumbre Unión Europea-Unión Africana, Bruselas pretende escenificar el inicio de una nueva asociación con África basada en el respeto mutuo y en un plano igualitario con vistas a seducir a los gobiernos del continente

  • Las dudas y la inhibición europeas son aprovechadas por Moscú y Pekín, cada vez más presentes en el continente africano

  • La cita se produce la misma semana en que Francia y sus aliados europeos han anunciado la retirada de tropas de Mali nueve años después de su llegada para combatir el ascenso de los grupos terroristas

Con la atención puesta en el frente ucraniano, la Unión Europea y la Unión Africana han celebrado estos últimos dos días su sexta cumbre bilateral (inicialmente prevista para 2021 después de la celebrada en Abiyán en noviembre de 2017 pero aplazada por razones sanitarias) a nivel de jefes de Estado y de Gobierno. La UE quiere seducir al continente, que reclama mayor implicación económica de sus vecinos del norte, para convertirlo en “socio privilegiado” sobre las bases del “respeto mutuo”.

La cumbre, en la que han participado unos setenta líderes europeos y africanos, llega en la misma semana en que Francia y otros países europeos han dado por concluida su presencia militar en Malí, país que consolida una nueva dictadura. Rusia, China o Turquía, cada vez más presentes en el continente a través de sus Estados o del sector privado, miran de reojo.

“Más de 600 millones de habitantes viven en la oscuridad. Queremos acceso universal a la electricidad y a la industrialización en nuestro continente”, afirmó en su discurso inaugural el presidente de Senegal y de la UA, Macky Sall. El mandatario senegalés instó a la UE a cooperar con África en la paz y la lucha contra el terrorismo. También pidió al bloque que contribuya a la financiación de parte de los 100.000 millones de euros que África requiere para combatir las consecuencias de la crisis sanitaria –que sigue golpeando duramente al continente; solo el 11% de la población continental está vacunado- y exigió una flexibilización de las normas de la OCDE para facilitar créditos de exportación a plazos más largos y a tipos de interés “más sostenibles”, así como un impulso a la economía digital.

Por su parte, el alto representante de la UE para Asuntos Exteriores Josep Borrell, a su llegada a Bruselas aseveró que “somos los mejores amigos de África, los mayores inversores, los mayores donantes y los mayores socios comerciales. Y tenemos mucho que trabajar con África, porque los problemas de África son nuestros problemas”. No en vano, la UE –ávidas sus economías de impulsar la reactivación- anunciaba la semana pasada una inversión de 150.000 millones de euros destinados a la financiación de la transformación digital, las energías renovables, la educación o la movilidad.

La cita llega en un momento de creciente preocupación internacional por la deriva autoritaria de una serie de países del continente, sobre todo en el área del África occidental y saheliana. En el pasado 2021 triunfaron cuatro golpes de Estado (Chad, Mali, Guinea y Sudán) además de producirse tentativas en Níger y el propio Sudán. La situación securitaria por el auge de la actividad de grupos armados yihadistas y del crimen organizado preocupa cada vez más. Países como Costa de Marfil, Benín, Togo, Mali y Burkina Faso figuran entre los más golpeados por el zarpazo islamista radical.

La violencia de estos colectivos e interétnicas amenaza –además de la sequía y a crisis sanitaria- con provocar nuevos desplazamientos humanos en los próximos meses. Africanos son un tercio de todos los refugiados del mundo.

La Asociación UE-África se estableció en El Cairo en 2000 y estas cumbres de jefes de Estado y Gobierno se han venido celebrando cada tres años. Para marcar la nueva tendencia, los organizadores de la cumbre han introducido importantes cambios en el formato de esta sexta cita al establecer para los jefes de Estado y sus delegaciones distintas mesas redondas para abordar temáticas concretas.

En fin, en un ambiente de preocupación general por las consecuencias de la crisis sanitaria y la situación en Ucrania, la cumbre concluirá sin grandes acuerdos concretos y titulares. “Tal vez el resultado más destacado será la asunción de que África está pidiendo ser tratada como un socio serio, no como un recipiente de ayuda. Podría ser ya tarde para esta cumbre, pero el mensaje se ha escuchado con nitidez en Bruselas”, avisa el investigador del Programa Africano del think tank Carnegie Endowment for International Peace David McNair.

Retirada europea de Mali

La cita de Bruselas coincide además con el anuncio del fin de la operación militar europea, liderada por París, en Mali. La falta de cooperación de la junta militar que, liderada por el coronel Assimi Goita, gobierna Mali desde los golpes de Estado de 2020 y 2021 ha empujado a las autoridades francesas a retirar sus tropas en un momento de creciente inestabilidad en la región.

La falta de sintonía entre Bamako y París –y el ambiente hostil en la calle contra las autoridades galas- coinciden con el viraje de Mali hacia Rusia, cuyos mercenarios del grupo Wagner actúan ya en el país africano. A falta de una estrategia coordinada a nivel europeo, parte del contingente galo en el Sahel –más de 4.000 soldados se encuentran aún en Mali- se desplazará ahora a Níger.

“La respuesta de la UE en la región no puede centrarse en estrategias cortoplacistas centradas en la seguridad y el control migratorio. La fotografía sobre el terreno deja claro que la situación en el centro del Sahel avanza en la dirección incorrecta. Cada vez hay más inseguridad, no menos”, advierte en una tribuna el vicepresidente en Europa del Comité Internacional de Recate Harlem Désir en la web de la cadena catarí Al Jazeera.

Marruecos protesta por la presencia de Ghali

Entretanto, la cita tenía el morbo añadido de reunir a representantes de España, el Polisario y Marruecos en Bruselas. La representación española estuvo encabezada por el presidente del Gobierno Pedro Sánchez, la marroquí por el ministro de Exteriores Nasser Bourita –que sigue sin reunirse con representantes españoles- y la de la República Saharaui por su presidente y secretario general del Frente Polisario, Brahim Ghali.

Aunque no ha trascendido fotografía que inmortalice el momento, fuentes de Moncloa aseguran que el presidente del Gobierno mantuvo este viernes “una conversación” con Bourita de la que este no ha dado cuenta en el activo perfil oficial de Exteriores marroquí. La primera, por tanto, que se produce desde que la crisis bilateral hiciera saltar por los aires los puentes entre los dos países. Sin dar más detalles, el jefe del Ejecutivo español reveló haber conversado también con Brahim Ghali en el marco de la cumbre, según se hizo eco Europa Press. Recordemos que Sánchez no eligió Marruecos como primer destino de un viaje internacional tras su llegada a La Moncloa y tampoco ha estado después en el país magrebí.

A pesar de que Rabat presionó a comienzos de semana a la UE para evitar la presencia del hombre cuya hospitalización en España la pasada primavera desató la mayor crisis bilateral entre Rabat y Madrid de la última década –aún no superada-, Ghali lleva en Bruselas desde el miércoles por la noche. En una entrevista con la agencia Efe en Bruselas, el líder del Polisario –oficialmente en guerra con Marruecos- admitió lamentar “profundamente” las consecuencias de su estancia en un hospital de Logroño.

“Todo el mundo sabe las condiciones de mi llegada a España y sabe de sobra el móvil detrás de mi acogida, que fue exclusivamente humanitario. Se instrumentalizó políticamente, como es la tradición por parte de Marruecos, para chantajear al gobierno de turno en España, que es el gobierno de Sánchez”, aseguró el líder del Frente Polisario, quien rechazó la propuesta marroquí de autonomía para el territorio porque “no plantea una solución sino un hecho consumado de ocupación ilegal”. No es la primera vez que Brahim Ghali acude a una cumbre UE-UA, pues estuvo también presente en la cita de Abiyán de 2017. En ella coincidió además con el propio rey de Marruecos Mohamed VI.

Aunque no estuvo presente en Bruselas, el propio monarca alauita dirigió este viernes un mensaje a los asistentes en la cumbre UE-UA en el que afirmó que “la educación, la cultura, la formación profesional, la movilidad y las migraciones” son las prioridades de Marruecos tanto en el ámbito doméstico, continental como en la asociación entre Rabat y la UE. La diplomacia marroquí, con el rey a la cabeza, ha manifestado una inequívoca vocación continental en los últimos años (su regreso a la UA se produjo a comienzos de 2017).