Las fotos de Sumiati en la cama del hospital han causado un gran impacto en su país de origen, donde muchos creen que hay más personas como ella.
Sumiati trabajaba en el servicio doméstico para ayudar a su familia en Indonesia. Cuatro meses después está sola y maltratada postrada en la cama de un hospital. Aunque su caso ha obligado al presidente Susilo Bambang Yudhoyono ha reconocer por primera vez el problema de los emigrantes indonesios en Arabia Saudí, pocos esperan una acción de gobierno contundente.
Las fotos de Sumiati, ingresada en el hospital de la ciudad saudí de Medina, han ocupado páginas y páginas en los medios locales en Indonesia. Su jefe le cortó los labios con unas tijeras, le quemó la espalda con un hierro incandescente, le rompió el dedo corazón y le golpeó las piernas hasta que no pudo caminar, según publica el diario Daily Mail.
Ingresó en el hospital hace tres semanas inconciente y con signos de malnutrición. Su familia ha denunciado que le pegaban habitualmente.
Los grupos de defensa de los derechos de los emigrantes indonesios denuncian que muchas personas trabajan en condiciones de esclavitud y critican el silencio de su Gobierno porque, aseguran, el trabajo de estas personas mueve casi cinco millones de euros cada año. EBP