Al parecer, cuatro proyectiles de mortero han caído sobre la plaza Kish de Benghazi, donde ha tenido lugar la protesta, que apenas ha logrado reunir a unas decenas de personas.
Aunque ningún grupo armado ha reivindicado la autoría del ataque, se sospecha que podría ser una represalia del Estado Islámico por el avance de los militares hacia Sirte, su bastión en Libia.
El jefe de la seguridad de Benghazi, Mustafá al Ragig, se ha trasladado hasta Kish para aclarar que las fuerzas libias no frenarán su ofensiva. "Estamos a las puertas de Sirte y seguiremos. Nada nos detendrá", ha sostenido.
Libia está sumida en el caos desde la caída del régimen de Muamar Gadafi, en 2011. Las facciones enfrentadas de Trípoli y Tobruk tratan de sacar adelante el gobierno de unidad nacional acordado en el diálogo de paz, mientras los combates continúan en Benghazi y otras ciudades.