Los hechos tuvieron lugar durante la mañana del pasado viernes 29 de junio, cuando el niño se encontraba con su madre, Emily Galligan, y su hermana en casa. A la llegada de su padre y en un momento de despiste de ambos, el pequeño entró en la sala en la que su primogénita trabaja como esteticista, la cual suele estar cerrada. Una vez dentro, se bebió un líquido de limpieza. “Su respiración cambió, sus ojos se movían y comenzó a sudar”, ha declarado la mujer al periódico Nottingham Post.
El pequeño fue trasladado al Hospital de Kings Mill, donde los médicos le indujeron el coma. “Nos dijeron que si no entraba en un coma inducido, lo íbamos a perder”. También que llamáramos a nuestras familias porque no pintaba bien”, ha afirmado Emily. Posteriormente, el pequeño fue trasladado a la Unidad de Cuidados Intensivos de otro centro médico, donde vivió momentos críticos.
Según su progenitora, los vapores de petróleo que contenía el líquido afectaron a su respiración. Finalmente, el pequeño consiguió salir adelante tras pasar cinco días en coma y ahora se encuentra “absolutamente perfecto”. Por ello, sus padres han querido agradecer a los profesionales que lo trataron.