Se espera que la operación de rotación --la más grande jamás intentada-- tardará 12 horas en completarse y no será necesario que ninguno de los participantes suba a bordo, según informó Protección Civil al diario 'La Repubblica'.
Los equipos del proyecto desarollado por Titan-Micoperi quieren aprovechar que las condiciones del tiempo entran dentro de los parámetros fijados de seguridad. El de mañana será, no obstante, el primer y último intento: el casco del crucero está tan deteriorado que no resistirá otro invierno, según explicó el jefe del proyecto, el sudafricano Nick Sloane.
Para el reflote del barco se empleará un complicado sistema de poleas y gigantescos lastres de metal aprovechando la estructura submarina que instalada en los últimos meses para apuntalar el crucero. El resto dependerá de la resistencia del propio barco, donde los ingenieros realizarán un dragado del agua que se encuentra en su interior por espacio de seis horas, a partir de las cuales el crucero debería comenzar a enderezarse por sí solo.
"Es un trabajo que jamás se ha intentado antes", indicó el jefe de Protección Civil, Franco Gabrielli, quien indicó los restos del naufragio serán desmantelados, casi con toda seguridad, en el puerto de Piombino, "siempre y cuando se confirme que las instalaciones pueden aceptar los 300 metros de largo y más de 114.000 toneladas de peso del crucero. "De lo contrario, buscaremos otras opciones", señaló.
Al menos una decena de biólogos supervisarán de cerca el procedimiento ante los temores de que el desplazamiento del crucero pueda acabar con un nuevo vertido de combustible, como temen algunos grupos medioambientales. Los expertos de Protección Civil, no obstante, aseguran que la estructura aguantará la rotación sin partirse por la mitad.
En el proyecto de reflote participan más de 500 personas de 26 países del mundo, entre ellas 120 buceadores, 50 ingenieros y una treintena de barcos de apoyo. El coste del proyecto, apuntó Gabrielli, no será asumido por los contribuyentes.