Según informa el diario Daily Mail, Al Qaeda acusó al hombre de ser un infiltrado de EEUU para espiar sus actividades. El castigo ha sido un tiro en la cabeza y colgarlo, crucificado, en una portería de un campo de fútbol. El cuerpo está rodeado de carteles donde se puede leer “espía de los EEUU en la península arábiga” o “el que colabora con el gobierno yemení es un traidor”.
Fuerzas de seguridad yemenís aseguran que se trata de una clase de advertencia para cualquier persona que colabore con los EEUU o con el gobierno de Yemen.
Según el citado diario, un folleto repartido por Al Qaeda, entre los habitantes de la zona, afirma que el hombre colocaba microchips en coches y casas para guiar los misiles lanzados por aviones no tripulados de EEUU.
Al Qaeda tiene un poder significativo en algunas áreas remotas del sur de Yemen, donde la autoridad del Estado es casi inexistente.