Ranieri Guerra, subdirector de la OMS: “Hubiera sido estúpido mantener la rigidez en los criterios en medio de la epidemia”

  • Entrevista en NIUS a Ranieri Guerra, subdirector de la OMS

  • "En la fase de reapertura, lo más probable es que puedan surgir pequeños focos de contagio"

  • "Es necesario tener una estrategia nacional y después hacer análisis sobre el territorio"

Ranieri Guerra fue nombrado en 2017 subdirector de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para Iniciativas Estratégicas. Desde entonces trabaja en el equipo directivo de la organización con sede en Ginebra, aunque en las últimas semanas ha emprendido un viaje de vuelta a Italia para incorporarse al comité técnico científico que asesora al Gobierno de Giuseppe Conte.

Experto en salud pública, en las últimas tres décadas ha desarrollado una larga carrera tanto en organismos estatales italianos como en organizaciones internacionales. Desde el Banco Mundial, al Fondo Mundial para la lucha contra el VIH o la embajada de Italia en Washington. Ahora es uno de los hombres con más autoridad para aconsejar a Conte en la fase de reapertura, que el primer ministro ya ha anunciado que se producirá a partir del 4 de mayo.

¿Estamos preparados para esa ‘fase 2’?

Depende de las zonas y de las circunstancias sanitarias. Nosotros hemos recomendado la posibilidad de trazar contagios mediante diagnósticos rápidos, con la intención de evitar focos esporádicos. Los distintos comités hemos elaborado una importante documentación sobre la evaluación de riesgos y vuelta al trabajo. La parte escolar es más complicada, por lo que hemos recomendado reabrir más tarde.

El Gobierno aún no ha informado definitivamente sobre el fin del año escolar, pero todas las declaraciones van en ese sentido. ¿Se volverá a las aulas en septiembre?

En estos momentos, todos los modelos con los que trabajamos nos dicen que cualquier programa para reabrir las escuelas anticipadamente podría poner en riesgo la vuelta a las clases. No se trata de la posibilidad de infectarse de los niños, sino de que se convierten en un vehículo para el contagio.

Por un lado está el comité médico y por otro el órgano creado para la reapertura, con prevalencia de expertos del mundo de la empresa. Imagino que no es fácil conciliar ambos intereses.

Trabajamos con criterios de valoración del riesgo y una vigilancia activa. Al final, la red de médicos debe dar su visto bueno para que los trabajadores vuelvan a sus puestos. Ahí se juega todo. Y después, manejamos estos exámenes serológicos para tener un mapa del contagio, ya que hasta ahora no lo conocemos.

¿Hay mascarillas, equipos de protección o test para todos?

El comisario Arcuri [comisario para la emergencia] está haciendo un trabajo enorme en ese sentido. El país estará suministrado antes de la reapertura, que en cualquier caso, será progresiva. El plan es reabrir poco a poco, con la posibilidad de volver a cerrar si observamos riesgos o vuelta de la epidemia.

¿Esos riesgos son nuevos focos?

Lo más probable es que puedan surgir pequeños focos esporádicos. Lo importante es trazar los contactos y aislarlos inmediatamente para evitar que se expandan a grandes extensiones.

Hay regiones, como Lombardía, que quieren ser las primeras en abrir. ¿Qué cambia de un día a otro?

No se trata de un día más o menos. Pero estamos ante una paradoja. Las regiones que quieren abrir antes son las más afectadas, por lo que tendrán más gente que ha desarrollado una inmunidad. Pero incluso así, con la máxima estimación, no pensamos que haya más de un 20% de la población que se haya contagiado, lo que quiere decir que el 80% todavía es vulnerable. Y además hay que valorar dónde hay un alto porcentaje de gente con patologías graves o personas con mayor riesgo, por lo que los trabajadores de más de 55 años deberán estar estrechamente vigilados.

Los expertos dicen que estamos muy lejos de la llamada inmunidad de rebaño.

Esto es indiscutible. Incluso en las zonas con la mayor incidencia.

Y ni siquiera hay una certeza sobre la inmunidad.

No podemos saberlo si no es con la evolución de la investigación. De la familia de los coronavirus, al que pertenece este virus, sabemos que dura algunos meses, incluso un año, pero no dura para siempre. Por eso es imprescindible desarrollar una vacuna lo antes posible.

En España hay un debate muy similar sobre una reapertura a nivel nacional o asimétrica. ¿Cómo piensa que debería ser el debate?

Yo creo que es necesario tener una estrategia nacional. Y después no se va sólo sobre las regiones, sino sobre el enclave productivo. Lo importante es activar la red de médicos en el territorio y evaluar caso por caso en todo el país. Lo que va bien para uno, no necesariamente va bien para todos. Además, la evolución de la epidemia en España ha sido la misma que en Italia con varios días de retraso. Italia es el futuro de España y creo que vosotros podéis desarrollar estrategias que Italia debe inaugurar.

Usted tiene un cargo de máxima responsabilidad en la OMS. ¿Han podido facilitar contactos entre los Gobiernos?

Desde el inicio no ha habido ninguna coordinación, sino una voluntad de aislarse. A nivel de expertos, el diálogo existe y sí que se comparte información. A nivel político es otra cosa y ahí no podemos intervenir. Espero que en el ámbito europeo haya más coordinación de la que ha habido ahora.

La OMS ha sido el blanco preferido estos días. ¿Ha habido alguna autocrítica?

El presidente Trump ha sido muy crítico, pero creo que la organización ha hecho lo que debía. Ha acompañado la evolución de la epidemia, actualizando recomendaciones según el conocimiento consolidado. Es muy fácil decir cuatro meses después que al principio de enero había que comportarse de forma distinta. En aquel momento teníamos el conocimiento que teníamos, por lo que no creo que haya habido graves errores. Además, la organización tiene dos niveles de valoración: hay un núcleo de valoración interna que examina todo lo que pasa y un segundo nivel externo que hace lo mismo. Después, se encuentra la Asamblea Mundial de la Salud y se produce la reunión del comité ejecutivo en la que participan los representantes de los países. Pero, permítame decir que en una situación de epidémica como ésta creo que es oportuno trabajar juntos.

Pero, al margen de batallas políticas, ha habido críticas por parte de la comunidad científica acerca de los cambios de criterio y una sensación de cierta confusión.

No, mire, los criterios se han cambiado conforme se iban confirmando las evidencias científicas. Hubiera sido estúpido mantener la rigidez en una situación como ésta en la que se aprende algo nuevo cada día. La tarea de la organización es mantener un foro de discusión neutral, científico y no politizado. Las recomendaciones se formulan mediante diálogos con científicos de todo el mundo, no es que la OMS decida lo que se dice o lo que no. Después se puede debatir sobre recomendaciones locales. Dar un estándar no significa que todos los países tengan que adecuarse rígidamente a ellos.

Entonces, ¿no se esperan cambios internos?

¿En qué sentido? Es muy difícil. Si no cambia el estatuto… La organización está gestionada por los Estados miembros. Después están los reglamentos sanitarios internacionales, que son las reglas de juego. Estas sí se pueden cambiar, pero deben hacerlo los Estados, no la OMS.

¿Cómo ve el verano? Es la última esperanza para muchos…

Los mecanismos de protección son siempre los mismos, en la playa o en casa. Es decir, distanciamiento, higiene personal… Es una cuestión de adecuarse a estos comportamientos y que lo hagan también en los establecimientos balnearios. Una masa de personas en la playa no, desde luego, eso sería suicida.

¿Y eso cómo se coordina?

La gente debe entenderlo, es una elección personal. Una norma no se puede imponer si luego la gente no la aplica. Además, los establecimientos deben separar las sombrillas y tomar las medidas necesarias para garantizar que la gente no se pueda reagrupar.

Y para el otoño, ¿veremos más confinamientos?

Si tuviera una bola de cristal se lo podría contar.

Más de un experto ve probable una segunda oleada.

Yo, personalmente, espero que no sea así. Repito, el escenario que preveo es el de pequeños focos que se puedan gestionar. La problemática del otoño y el invierno está vinculada a la gripe convencional. Debemos realizar una campaña contra la gripe y el neumococo muy intensa. A veces los síntomas son parecidos, por lo que si tenemos una gran parte de la población vacunada será más fácil identificar posibles focos de coronavirus.