El consejo de administración del banco franco-belga Dexia celebra este lunes una reunión extraordinaria para tratar de salvar por segunda vez a la entidad, lastrada por su cartera de deuda de Grecia e Italia y sus crecientes dificultades para acceder a liquidez.
"Los Gobiernos francés y belga están detrás de sus bancos, ya se trate de Dexia o de otros", ha asegurado el ministro de Finanzas belga, Didier Reynders, que ha destacado que ambos Ejecutivos siguen la situación "día a día".
"Hay que intentar resolver primero el problema de la deuda soberana, es eso lo que va a calmar a los mercados y dar un poco de tiempo para resolver los problemas bancarios", ha insistido Reynders.
"Por lo demás, puedo garantizar que los ahorradores de Dexia como el resto están cubiertos hasta 100.000 euros por cuenta por los gobiernos francés y belga", ha apuntado.
La cotización del banco ha caído este lunes un diez por ciento después de que la agencia de calificación Moody's situara a la entidad en perspectiva negativa, alegando preocupación por un mayor deterioro de su posición de liquidez.
Entre las opciones que se sopesan se encuentra la de separar las actividades en Francia y en Bélgica y fusionarlas con otras entidades en los respectivos países y la de crear un 'banco malo' que se quede con los activos tóxicos.
Dexia fue una de las primeras entidades europeas que necesitó ser rescatada tras estallar la crisis financiera de 2008.