Kim Young Hwan fue excarcelado el pasado mes de julio después de 114 días detenido en China. Desde su liberación, Kim ha denunciado en Seúl que fue torturado por los interrogadores chinos mediante palizas y descargas eléctricas. China ha rechazado rápidamente estas acusaciones.
Kim ha anunciado que podría llevar su caso ante la oficina de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos y ante otras organizaciones internacionales de Derechos Humanos. El objetivo de esta acción es ayudar a poner fin a "las detenciones forzadas y las torturas de activistas de los Derechos Humanos en China", según ha precisado la coalición de organizaciones cívicas que le apoyan en un comunicado.
No obstante, la coalición ha decidido, de momento, posponer el plan porque "el asunto ya se ha hecho público en Corea del Sur, China y en la opinión pública internacional", prosigue el comunicado. "Estamos observando la situación", prosigue el texto. La coalición también ha aplazado su propósito de presentar denuncias civiles y criminales ante las autoridades chinas.
"Soy de la misma opinión" que la coalición, ha declarado Kim a Yonhap. "Voy a continuar con las actividades en favor de los Derechos Humanos en Corea del Norte", ha añadido.
A principios de este mes, representantes diplomáticos de Corea del Sur y China trataron este asunto en Pekín durante una de sus reuniones habituales dedicadas a cuestiones consulares. Seúl ha presionado a Pekín para investigue estos hechos, pero Pekín insiste en negarlos, según indicaron las autoridades surcoreanas.
El pasado mes de agosto, los médicos del Hospital Nacional Universitario de Seúl no encontraron, tras un intenso chequeo, ninguna señal física de tortura en el cuerpo de Kim. No obstante, advirtieron de que las huellas de torturas podrían perfectamente haber desaparecido a causa del tiempo transcurrido. Kim ha sido diagnósticado de un desorden por estrés postraumático.