Salam sucede en el cargo a Najib Miqati, quien se vio obligado a dimitir al ser incapaz de consensuar a su Ejecutivo a la hora de, entre otros aspectos, prorrogar el mandato del jefe de las fuerzas de seguridad de Líbano, el general Ashraf Rifi.
El exministro de Cultura ha recibido no obstante en los últimos días el apoyo mayoritario de la fragmentada clase política libanesa, y en sus primeras declaraciones ante los medios se ha comprometido a "acordar una nueva ley electoral que ofrezca una representación justa a todas las sectas de Líbano".
Salam ha recibido el apoyo de 124 de 128 diputados en el Parlamento libanés. "Acepto mi nominación y agradezco a todos los bloques la confianza que han depositado en mí. Este consenso me da tiempo para revitalizar la democracia", declaró en comentarios recogidos por el portal de noticias Naharnet.
"Acepto por mi creencia de que mis deberes hacia la nación exigen que mis responsabilidades con Líbano se encuentren a la altura. Espero que los poderes políticos mantengan una atmósfera positiva a través de las negociaciones para acordar un nuevo gobierno", agregó.