Nueve de la mañana del viernes en el aeropueto internacional de Los Angeles. Un joven ataviado con ropas de camuflaje entra en la Terminal 3 cargado con un rifle de asalto. Y antes de pasar por el control de seguridad abre fuego a discreción. Los pasajeros corren despavoridos. Algunos consiguen salir a la pista de aterrizaje. Otros, directamente, huyen de la terminal. Paul Anthony Ciancia tiene 23 años, reside en Los Angeles y, según el FBI ,su objetivo eran los agentes de la seguridad del aeropuerto. Ciancia acaba de matar a Gerardo Hernández, uno de los trabajadores responsables de identificar actividades sospechosas en esa terminal. Hay otras siete personas heridas, dos de ellas aún hospitalizadas. La policía toma el aeropuerto, el sexto del mundo con mayor actividad. Se cancelan todos los vuelos y se desalojan las Terminales 2 y 3. La policía investiga el suceso que incluso pilla por sorpresa a James Mincey, ex compañero de piso de Ciancia. Los investigadores también se han personado en casa del padre del pistolero en busca de indicios que esclarezcan el tiroteo. El aeropuerto ya ha retomado su actividad. Ciancia se encuentra en el hospital a la espera de ser puesto a disposición de la justicia.