"Ya no se trata de ser amable", dijo Trump frente a una multitud durante un acto en New Hampshire. "Estas son personas terribles, y tenemos que ser duros con ellos... Si no nos ponemos difíciles con los traficantes de drogas, estamos perdiendo el tiempo. (...) y esa dureza incluye la pena de muerte ".
Donald Trump, además ofreció apoyo a las políticas que refuerzan el control a medicamentos opiáceos como la naloxona y programas, muy similares a los que promovió Ronald Reagan, para desalentar su uso entre los más jóvenes, según ha publicado la CNN.
Los expertos en salud pública han condenado rotundamente la propuesta de pena de muerte del presidente de EEUU, y algunos dijeron que renueva la retórica fallida de la guerra contra las drogas de los años ochenta.
"Hablar sobre la pena de muerte me parece un paso atrás", aseguró el doctor Andrew Kolodny, codirector de Opioid Policy Research Collaborative de la Universidad de Brandeis.
Otro experto, Guohua Li, profesor de epidemiología y anestesiología de la Universidad de Columbia que ha estudiado la epidemia durante más de una década expresó sus dudas sobre la eficacia de dicha política.
"La justicia penal puede desempeñar un papel complementario al abordar la crisis de los opiáceos", pero confiar en el sistema de justicia penal para abordar los problemas de salud pública ha demostrado ser imprudente, costoso, ineficaz y, a menudo, contraproducente".