La Autoridad europea de seguridad alimentaria (EFSA, por sus siglas en inglés) está realizando una amplia reevaluación de los elementos ya aprobados para garantizar que cumplen con las exigencias.
El permiso para utilizarlos está condicionado a que se trate de aditivos "seguros", cuyo uso esté "justificado tecnológicamente", que sean buenos para el consumidor y que "no le lleve a engaño", por ejemplo, dando a entender que el producto final lleva un ingrediente que no lleve.
Bruselas destaca en un comunicado que los cambios en la legislación europea redundarán, sobre todo, en una mayor transparencia porque los componentes estarán ahora clasificados en un listado "de manera clara", en función de la categoría de alimento para cuya elaboración se haya podido añadir tal aditivo.