Norte, sur, este, oeste: las mejores playas de España para ver el atardecer

Si hay una zona una isla en España que ha sabido rentabilizar los atardeceres es Ibiza y si hay una estampa que se repite esa es la de Es Vedrá, un gigantesco pináculo de piedra que surge del mar y que capta toda la atención desde Cala d’Hort. Lugar de culto y adoración para los primeros pobladores de las islas Baleares, a día de hoy sigue manteniendo ese aire de misterio y nos pocos los que dicen que tienen propiedades mágicas. Incluso existe la leyenda de que bajo es Vedrá se esconde una base alienígena… cosas de la isla de la diversión. La imagen es de David Nuñez Reyes.

De día es un auténtico espectáculo pero cuando cae la noche, la especial luz que se cuela entre sus rocas azotadas por el Cantábrico la convierten en una de las mejores playas de España para ver el atardecer. Prepara el picnic perfecto con un poco de vino blanco de la zona y unos trozos de tarta de As Catedrais, un dulce hecho por las Clarisas Ribadenses. Y acuérdate de llevarte la chaqueta, que en Galicia no vas a pasar calor. La imagen es de Josep Castillo Muñoz.

El atardecer despierta a Benidorm, bien llamado 'El Nueva York del Mediterráneo', aunque ya quisiera la Gran Manzana tener una puesta de sol tan bonita como la que se divisa desde la Playa de Poniente. Los rescacielos se funden con la arena en esta playa de tres kilómetros perfecta para dar un paseo por la orilla antes de ir a bailar a una de sus muchas discotecas. La imagen es de Pedro Ozáez Almagro.

Los romanos lo bautizaron como el finis terrae, el fin de la tierra... y el comienzo de lo desconocido (al menos hasta el Descubrimiento de América). En plena Costa de la Muerte, la Playa de Rostro es la más grande del municipio, con 3 km de longitud aproximada, una de las más bellas y también de las más peligrosas, ya que es de mar abierto. Sentarse en las rocas junto al faro mientras el sol se esconde por el Atlántico es sin duda una experiencia única. La imagen es de Jaume.

Cádiz tiene algunas de las mejores playas del litoral español y, por supuesto, también los atardeceres más espectaculares. Sólo hay que ver la imagen de José María González Rodríguez desde el Faro de Trafalgar, testigo de una de las batallas navales más importantes de la historia y próximamente un hotel con encanto con tan sólo tres habitaciones. Lo mejor: se podrá subir los 165 escalones y disfrutar de nuevos anocheceres desde lo alto.

Quizás lo estudiaste en el colegio, cuando la Geografía era para ti un martirio, el Cabo de Peñas es el piquito superior que se ve en mapa de asturias, la zona más al norte de la Comunidad. Precisamente ahí se encuentra uno de los sitios más bonitos de España para ver la puesta de sol, junto al faro ahora convertido en museo. Unas sidras y un poco de queso de la zona y no querrás salir jamás de ahí. La imagen es de quierosercomoamelie.

Volvemos a Ibiza, en concreto a la Cala Conta, a uno de los chiringuitos más frecuentados de la isla: Ashram. Música chill out en vivo, una refrescatnte cóctail y una imagen que se quedará clavada en la retina durante el duro invierno. Ashram se transforma en uno de esos lugares estratégicos donde se puede contemplar el famoso atardecer en Ibiza, con la isla del Bosque enfrente y los aplausos de los más fervorosos. La imagen es de naxos.

Enclavado en un punto histórico referenciado por la cartografía de la antigüedad, ya desde la época de Claudio Ptolomeo, los franceses establecieron el meridiano cero en la Punta de la Orchilla en 1634, por eso la isla de El Hierro también es conocida como la Isla del Meridiano. El faro de Orchilla es el edificio civil más importante de la isla y uno de los más fotografiados, sobre todo cuando el sol se pone y deja ver los colores más rojos y espectaculares. La imagen es de Moisés Hernandez.

A apenas 5 kilómentros de la ciudade Vigo, la Isla de Toralla es poco conocida, a pesar de estar habitada y tener dos yacimientos arqueológicos: un castro de la Edad del Hierro y una necrópolis romana. Desde la playa viguesa de Samil se puede admirar las formas de sus edificios en pleno ocaso y tomarte un vino de las Rias Baixas, ¿por qué no? La imagen es de Sasa72.