Tipos de pasta italiana: cuáles existen

  • Las pastas cortas quedan muy bien con salsas densas

  • Las pastas largas, quedan especialmente sabrosas con salsas ligeras de tomate

  • Con las pastas lisas, mejor la nata

La pasta italiana es sin duda una de las grandes delicias de la gastronomía de este país vecino, y nada mejor que conocer sus distintos tipos para aprender a apreciar su variedad y riqueza. Sin embargo, lo cierto es que existen tantos tipos de pasta italiana que probablemente solo los expertos en este área sepan nombrarlos todos. Lo que sí resulta más factible para un amante de la pasta de grado intermedio es conocer cuáles son las principales categorías en que puede clasificarse y cómo cocinarla en cada caso para sacarle el máximo partido. ¿Qué tipos de pasta italiana existen y de qué forma disfrutar cada uno de ellos?

Tipos de pasta italiana: nombres y principales categorías

Clasificar los tipos de pasta italiana no es tarea fácil, pero una forma de aproximarnos es atender a sus principales características, porque éstas determinarán con qué ingredientes combinarán mejor, de qué forma deben cocerse y, en definitiva, qué lugar ocupan en el riquísimo abanico de posibilidades que ofrece esta materia prima.

Por ejemplo, si atendemos a la forma de la pasta, encontramos pastas 'liadas', pastas lisas, pastas rellenas... Las primeras son aquellas que presentan algún tipo de pliegue o 'enredo' (como pueden ser los farfalle, los fusilli...), mientras que las segundas suelen tener forma alargada, ya sea plana o en tubo (tagliatelle, spaguetti, fettuccine, penne, vermicelli...). Las pastas rellenas (raviolli, tortellini, panzerotti...), lógicamente, contienen determinados ingredientes en su interior, y pueden tener distintos tamaños que determinarán de qué forma cocinarlas. Vendrán dobladas de distinta manera para evitar que el relleno se salga.

Además, según sus ingredientes, encontramos pasta de distintos colores por su contenido en ingredientes diversos. Por ejemplo, espinacas, tomate, remolacha, curry, tinta de calamar... e incluso cacao. Se trata de pastas ideales para explotar al máximo su sabor combinándolas con ingredientes que casen bien con cada uno de ellos.

Otra forma de clasificar las pastas es en función de su tamaño: por ejemplo, encontramos pastas muy pequeñas (pate piccole) como anchellini, armonie, anelli siciliani, ciocchetti, chiocciole, creste di galli, gianduietta, grano, grattoni, maltagliati, merletti, nuvole, occhi di passero, quadrucci rigati o semi di melone.

Entre las cortas se encuentran los maccheroni, rigatoni, tortiglioni, penne, gnocchi; fusilli, rotini, farfalle... Las pastas largas son quizás las más conocidas: spaghetti, tagliatelle, vermicelli, pappardelle, fettuccine, linguine, tagliolini, ziti, perciatelli, pappardelle... pertenecen a esta categoría.

Por último, la textura de las distintas pastas también sirve para clasificarlas: algunas son estriadas y otras lisas; pueden contener distintos tipos de recortes en sus bordes (por ejemplo, en zigzag) o no... Las hay también agujeradas (el ejemplo más claro es el de los penne).

Todas estas características van a determinar (o deberían hacerlo) el tipo de acompañamiento ideal para una pasta determinada. En cuanto al tiempo de cocción, lo mejor es atender a las indicaciones del fabricante y, de cara a elegir los ingredientes de la salsa, es importante tener en cuenta los sabores de cada variedad (sobre todo si se trata de pastas rellenas).

En general, las pastas pequeñas están pensadas para guisos, sopas o cremas, mientras que las pastas cortas quedan muy bien con salsas densas y con pequeños tropezones (especialmente si se trata de pastas estriadas que puedan retener los ingredientes).

En cuanto a las pastas largas, quedan especialmente sabrosas con salsas ligeras, en las que ingredientes como el aceite de oliva o la salsa de tomate sean los protagonistas. También funcionan muy bien con 'tropezones' como pueden ser ingredientes de mar, o bien carnes o verduras. Los trozos no deben ser demasiado pequeños ni demasiado grandes. También las sopas y caldos quedarán muy bien con este tipo de pasta, sobre todo si es fina.

Cuando la pasta es lisa, en general funcionarán mejor las salsas ligeras, aplicándose lo contrario a las pastas estriadas o con pliegues. Aceite de oliva, mantequilla, nata... son algunas bases utilizadas para este tipo de pasta, haciendo uso, por ejemplo, de hierbas aromáticas que realcen el sabor de la pasta.