La reventa de postín también se codea con las cuadrillas de los toreros en un lujoso hotel del centro de Madrid. Un reventa nos enseña las entradas: fila 18 del tendido 1, al lado del palco presidencial.
Para los que no pueden con la reventa, se supone que hay una última opción. La ley obliga a que un 5% del aforo disponible se venda el mismo día del evento. Pero la cola comienza casi 24 horas antes de la corrida. Aquí nos encontramos con reventas que contratan a inmigrantes para que pasen toda la noche en espera. A las 10 de la mañana se abre la taquilla, y 20 minutos bastan para vender 300 localidades.
José Tomás suena con más fuerza que ningún otro torero en la reventa. Ver cómo se arrima al toro se ha convertido ya en un lujo al alcance de muy pocos.
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