Espasmos musculares en el labio superior: cuáles son sus causas

Los espasmos musculares pueden ocurrir en varias partes del cuerpo o del rostro, como en el ojo o en el labio superior. Estos últimos, aunque indoloros, pueden resultar molestos y prolongarse en el tiempo. Pero, ¿qué son y a qué se deben? ¿Me debo preocupar?

¿Qué son y a qué se deben los espasmos en el labio superior?

Se trata de contracciones involuntarias que pueden llegar a incluir otras partes de la cara.  Normalmente, son indoloros y no deben preocuparnos, porque lo habitual es que tal y como han venido se vayan; pero es cierto que existen problemas de salud que pueden causar este tipo de movimientos en la cara.  

Según portales especializados, el estrés, la fatiga, la ansiedad, la cafeína, algunos medicamentos, el abuso de otros estimulantes, el consumo del alcohol o la abstinencia, entre otras cosas, suelen ser los desencadenantes de este mal temporal. La solución en estos casos pasa por llevar una vida saludable y tener buenos hábitos.

Sin embargo, si los espasmos persisten, lo aconsejable es acudir al médico para ver si hay alguna enfermedad subyacente y requiere de algún tipo de tratamiento. Algunas infecciones, la parálisis de Bell, el hipoparatiroidismo o la ELA son solo algunas de las enfermedades que pueden causar este tipo de síntomas.

Además, existe una afección conocida como espasmo hemifacial que, según Mayoclinic, ocurre "cuando un vaso sanguíneo toca un nervio facial”. No obstante, “también puede producirse a causa de una lesión de los nervios faciales o un tumor”, y “algunas veces no hay una causa conocida”.

En cuanto a los síntomas, explican que “a menudo, estas contracciones comienzan en el párpado y luego avanzan y afectan la mejilla y la boca, del mismo lado de la cara. Al principio, los espasmos hemifaciales son intermitentes, pero, eventualmente, por lo general en el curso de varios meses a algunos años, ocurren de manera más constante”.

De padecer esta afección, podría requerir un tratamiento con medicamentos, con inyecciones de toxina botulínica o, incluso, con cirugía.