Fracturas por fragilidad, la cuarta enfermedad crónica de mayor impacto en España

  • El 80% de las personas que tienen osteoporosis no reciben ni el diagnóstico ni el tratamiento correctos después de una fractura, según la SEEN

  • Es imprescindible que los pacientes con osteoporosis incluyan una adecuada alimentación e ingesta de calcio y vitamina D y la realización de ejercicio físico

  • Las Unidades de Coordinación de Fracturas realizan un trabajo esencial, proactivo y diferencial, pero solo están presenten en el 15% de los hospitales españoles

El informe SCOPE 2021: un nuevo cuadro de mando para la osteoporosis en Europa recoge que la prevalencia de la osteoporosis en el conjunto de la población española ascendía, en 2019, al 5,4% (2.950.000 personas), de las cuales el 22,5% eran mujeres y el 6,8% hombres, mayores de 50 años. Además, el documento prevé que el número de este tipo de fracturas se incremente en 2034 en torno al 30%, alcanzándose los 370.000 casos, frente a los 285.000 de 2019. Actualmente, las fracturas por fragilidad son la cuarta enfermedad crónica de mayor impacto.

Recientemente, la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) alertaba de que el 80% de las personas que tienen osteoporosis, una “enfermedad silenciosa” que no suele ser visible hasta que se produce la fractura, no reciben ni el diagnóstico ni el tratamiento correctos después de una fractura.

La doctora María Cortés Berdonces, especialista de Endocrinología y Nutrición y coordinadora del Grupo de Metabolismo Mineral Óseo de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), apunta que “no todas las fracturas son osteoporóticas, pero en los casos en que sí lo son es fundamental establecer sistemas de prevención e identificar aquellas personas de alto riego o con osteoporosis para facilitarles la información adecuada para su salud ósea y medidas preventivas generales antifracturas”.

En esa labor preventiva, el trabajo de las unidades de geriatría y medicina familiar y comunitaria son imprescindibles para que incluyan una adecuada alimentación e ingesta de calcio y vitamina D y la realización de ejercicio físico que les ayude a mejorar la masa muscular y aumentar el equilibrio con la finalidad de evitar caídas. Asimismo, “es importante mantener revisiones de vista y audición o un adecuado ajuste de los tratamientos que pueden afectar al equilibrio o producir somnolencia. Se recomienda también evitar alfombras u obstáculos en casa que puedan favorecer la caída, entre otras medidas”, explica esta especialista de Endocrinología y Nutrición.

En el caso de pacientes de alto riesgo, la coordinadora del Grupo de Metabolismo Mineral Óseo de la SEEN aconseja que su seguimiento lo realicen unidades de metabolismo óseo o especialistas en osteoporosis “para valorar el tratamiento antiosteoporótico adecuado que permita una reducción del riesgo de fractura. Para ello disponemos de distintos tratamientos con antiresortivos y osteoformadores que reducen significativamente el riesgo de fractura. Finalmente, si ya se ha producido alguna fractura osteoporótica, el riesgo de tener una sucesiva es mayor y es importante ser valorado en una unidad de metabolismo óseo para prevención secundaria de fracturas. Y en estos casos valorar tratamiento antiosteoporótico, ya que en estos pacientes tienen un perfil coste-efectivo muy favorable”.

La identificación de las fracturas

No todas las fracturas se identifican con la misma facilidad, según apunta el doctor Guillermo Martínez, presidente de la Sociedad Española de Investigación Ósea y del Metabolismo Mineral (SEIOMM) y jefe de sección de Endocrinología y Nutrición en el Hospital Universitario 12 de Octubre: “Por ejemplo, las fracturas vertebrales pasan muchas veces relativamente desapercibidas, porque no se utilizan los medios diagnósticos apropiados (radiología, resonancia). En el caso de las fracturas de cadera, aunque el diagnóstico es sencillo y quedan reflejadas en la codificación del informe de alta, el principal problema es la falta de prescripción de tratamiento osteoprotector al alta en un porcentaje elevado de casos, más allá de la prescripción de calcio y vitamina D,”.

En cuanto al tipo de prevención, el doctor Antonio Naranjo, médico adjunto de reumatología del Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín y co-coordinador de la Unidad de Fracturas por Osteoporosis, distingue dos grupos de medidas: el primero es el que se centra en hábitos saludables de vida y detección temprana de aquellos casos con mayor riesgo de fractura, “hablamos de mujeres con menopausia precoz; por ejemplo, fumadoras, o bien han recibido corticoides o cuyos padres han sufrido fractura de cadera. En cualquiera de estos casos debe valorarse la posibilidad de realizar una densitometría ósea y, a partir de ahí pautar el tratamiento adecuado para prevenir la primera fractura.

Consejos básicos que van a llevar todos los pacientes son el ejercicio físico regular, evitar tabaco y moderar el alcohol y mantener una dieta rica en lácteos”. El segundo grupo se dirige a personas que han sufrido ya alguna fractura. En estos pacientes, “el riesgo de una segunda o tercera es mucho mayor, por lo que en la mayoría de los casos ya se trata de osteoporosis, incluso aunque la densitometría no ofrezca valores muy bajos. En estos pacientes hay que indicar en casi todos los casos un tratamiento con fármacos. Aparte de las medidas generales ya indicadas anteriormente”, comenta este reumatólogo del Hospital de Gran Canaria Dr. Negrín.

La labor de la atención primaria

En el seguimiento del paciente con osteoporosis, el papel de los profesionales de atención primaria es, en opinión del presidente de la SEIOMM, “fundamental, ya que es una patología crónica y muy prevalente. La continuidad asistencial entre niveles es la que puede asegurar la correcta adherencia y seguimiento”. Una opinión que coincide con la expresada por el doctor Antonio Naranjo, quien asegura que “los profesionales de atención primaria están suficientemente preparados para orientar a los pacientes con osteoporosis y su tratamiento. En el caso de las fracturas, la existencia de una alianza entre el hospital y la atención primaria es muy necesaria para poder actuar de forma coordinada tras la valoración inicial en una unidad de fracturas. Y no olvidemos las enfermeras de atención primaria, igualmente importantes en este ámbito”

En esa labor “protectora” de aquellas personas que han sufrido ya una primera fractura, las Unidades de Coordinación de Fracturas (FLS) de los hospitales realizan un trabajo esencial, proactivo y diferencial ya que no esperan que los pacientes sean derivados desde otros médicos, sino que son buscados durante el ingreso o a través de listados de urgencia. “De esta manera, son invitados a participar en un programa de prevención secundaria y mediante esta vía es como se ha conseguido que el modelo FLS sea efectivo. Aparte, lleva un seguimiento de al menos un año. Los modelos de atención que se basan en que le remitan pacientes otras instancias, aun siendo correctas, no son realmente unidades de coordinación de fractura”, afirma el co-coordinador de la Unidad de Fracturas por Osteoporosis

Actualmente, no todos los hospitales disfrutan de la existencia de este tipo de Unidades, “en España, aunque la implantación de FLS ha sido un éxito, se estima que solo cubren el 15% de todos los hospitales”. Por eso, en aquellos hospitales que carecen de ellas, “es importante la labor de traumatología, enfermería, geriatría, rehabilitación, medicina familiar, para sospechar origen osteoporótico y derivar al paciente al especialista correspondiente. Todos los médicos que traten al paciente deben estar concienciados con este problema y poner el circuito en marcha”, agrega la doctora María Cortés Berdonces.